Ahora está lejos. Yo también estoy lejos de todo, de mi trabajo, de mis obligaciones, de mi conciencia y de mí. Me siento ajeno a todo. Resulta cómodo sentirse extranjero respecto de uno mismo. Como el extranjero famoso, yo también podría cometer un crimen a pleno sol y me daría igual. Salvo que mi madre vive todavía y espera a que vaya a visitarla a su vieja casa de la almedina de Fez, donde todo se viene abajo y las piedras se amontonan, deshaciéndose. Fez es una herida. Cada vez que emprendo el camino de la almedina, siento que me invade una rabia que viene de lejos. La ciudad de mi infancia tiene el cuerpo deforme y el alma fatigada. Sólo sirve para los turistas que se quedan extasiados ante el desgraciado artesano que simula trabajar el cobre. Allí se ruedan películas sobre la Edad Media, o lo que sea; en todo caso, sobre el pasado. Me siento tan ajeno allí como ahora mismo. Afortunadamente no hay nadie en casa. Necesito estar solo. Sería incapaz de conversar o de responder a cualquier pregunta.
El hombre roto, de Tahar Ben Jelloun (Fez, 1944)
Traducción de Malika Embarek López
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10 comentarios:
me avisaron de la presencia de este texto y a vuelta de mensaje puse:
"un texto excelente. Que además hace un juego de espejo. Una visión no blancocéntrica."
Todo muy rápido y muy poco meditado: una operación de 60 segundos. Quizá mi sosias intervenga después.
Genéricamente hablando los procesos de autodestrucción no soportan muy bien las medias tintas, pero eso no se sabe cuando se dan los primeros pasos entre otras cosas porque no se suele tener conciencia de estarlos dando: “Yo sólo voy a echar un vistazo, mirar un poco más de cerca esas huellas en el camino”. Luego ya es tarde, o deambulas amargado, medio roto, por lo que pudo ser y no ha sido, o llegas al final del camino, aunque allí te encuentres a un corrupto o a un asesino. Yo no lo llamaría juego, puede resultar peligroso tomarlo como tal.
La pregunta, desvelaidentidades-Lara, es, ¿cuál es la identidad que tratas de desvelar? No hace falta que respondas.
En las caras norte no hace tanto frío como dice alguien por ahí (creo que a más tardar esta noche, cuando esté vivaqueando a diez bajo cero me voy a tragar enterita la dichosa frasecita; como siempre la realidad es otra cosa). No hace ni calor ni frío, pero hay que llegar al fondo del meollo. A la persona que está en ese empeño mi máximo apoyo y respeto, aunque acabe siendo lobo y se me zampe por ser yo tierna oveja.
http://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1995/02/07/cultura/28191.html
Igor es el más rápido al oeste del río, pero es poco preciso.
Suponiendo, nos vemos otra vez. (Aunque te visité un par de veces en tu supuesto lugar). En esta ocasión no estamos del todo de acuerdo: se sabe perfectmente cuándo se dan los primeros pasos. Se va por todas partes y se encuentran peligrillos, la mala suerte lo puede estropear todo, pero cuando se quiere se mira al abismo (creo que fue Nietzsche el que dijo que no mires al abismo porque el abismo te devuelve la mirada). Y cuando se quiere mirarlo se sabe lo que va a pasar.
Por suerte no es el caso. Como alguien de allí dijo (aprox., que no tengo ganas de buscar), la vida en Z es maravillosa. Y ponerse a escribir no es mirar el abismo... no siempre... solo cuando merece la pena... (esperemos con los dedos cruzados, cada uno lo que prefiera).
Y el texto es una joya para los que lo poco que hemos leído de allí lo hemos leído casi siempre desde la piel blanca. Antecedido por 84 palabras y seguido por 95: Fez es una herida. Mala noticia para todos. Además destroza las coartadas de los inmundos amigos de los portaviones del ranchero.
Y no tiene totalmente la razón Tahar, como no la tenían los Bowles, por ejemplo. Pero creo que vamos a tener que entendernos, y para ello habrá que empezar a pensarlo todo para que los niños marroquís nos importen tanto (tampoco más, pero no menos) que los estadounidenses perdidos en un desierto tras cruzar desde México, o que las sordas japonesas (y los padres de todos y los hijos mexicanos).
Y me da que para mejorar esta Babel, leer al hijo de Jelloun y saber que Fez es una herida lo mejorará todo.
Gracias por el pie a la reflexión.
Últimamente ponéis poco en Las Playas, pero muy interesante.
Oigo hablar de fez pero no reconozco en vuestras palabras la ciudad ni sus mezquitas. Z es un rincón maravilloso que recuerda a Chaouen (en cierto modo, por los dos barrios separados en pendiente, sus dimensiones...)
Una cosa es segura, L no se crea ni se destruye, se transforma y canaliza.
Todo mucho más fácil, sin necesidad de decisiones transcendentales (escritoricéntricas)
Gracias L por traernos un africano (como tú y como yo)
Lo próximo será hablar de él y su texto.
ya que hablamos de escritores en árabe, os recomiendo (en vano, porque sé que los conoceis) la lectura de Ibn Hazn de córdoba (أبو محمد علي بن احمد بن سعيد بن حزم) Gibran Khalil Gibran (جبران خليل جبران) o Zakaria Tamer (زكريا تامر)
Besos y abrazos para todos.
Es que el texto, Robel, no habla de la ciudad ni de sus mezquitas. Habla de la herida. Y eso se lo puede imaginar uno.
Es un antiextranjero. Y eso se lo puede imaginar uno.
Habla de Fez, de todas y cada una de las ciudades palestinas, que con la fuerza de las bombas judías en los años 30 y de las armas occidentales después han recuperado los nombres que tuvieron hace 1800 años. ¿Cómo se llamaría Madrid? Habla de lo que dejó de ser y a los que están ya les importa una mierda el por qué. (Habla hasta de ciudades que no son árabes: de la condición de lo que es ajeno pero fue propio).
Habla del sentirse ajeno.
Yo anduve por allí extrasiado ante el desgraciado artesano que simulaba trabajar el cobre.
Y no conozco el resto del texto.
Pero posiblemente, ya que sale la palabra Fez, tú si podrías añadir algo que nos hiciera conocer la ciudad y sus mezquitas. O más del libro. O desde luego, a mí me vendría bien que me dieras a conocer, nada vanamente, a Ibn Hazn de Córdoba y a Zakaria Tamer.
Maestro, ya que has citado de lejos, dar el pase.
(y en lo de L, he releído y veo que coincidimos: "la vida en Z es maravillosa").
Un abrazo
He entendido el texto perfectamente. Son sus derivaciones en los comentarios lo que me ocupaban. No me gustaría que esta oportunidad de volver la cara hacia el sur se convierta de nuevo en un mirar hacia nuestros europeos ombligos.
(Lo siento, pero cada vez me interesa menos la europa de Carlos V que tanto se autopromociona desde Bruselas)
Cuando Tahar habla no mira al norte, igual que no mira la almedina. El marroquí es tan social en su día a día (tanto como no podríamos imaginar) que el deseo de soledad de Tahar se convierte casi en una posición mística (tan frecuente por esos lares)
El problema no es el artesano simulando trabajar el cobre, ni el guiri (con sus pantalones cortos y su cara de euro) que procura no perderse del grupo por miedo a lo desconocido. Es volver donde no te queda nada. La herida está abierta en el autor. Fez sabe lamer las suyas. Me siento muy identificado con este texto.
Fez y Sevilla no son tan diferentes después de todo.
Desde luego, sin tener porqué llevar razón, os beso, os abrazo, os doy mi mano y me la llevo al pecho. Nos vemos pronto (insha’allah)
No aparezco mucho por aquí porque apareceré por aquí cuando desde mi escritorio pueda fumar tranquilamente mientras me río con el café y observo la acumulación de respuestas y el rápido movimiento de las caras y las sorpresas.
No me da tiempo a hablar mucho del texto.
Pero esta vez, coincido con Robe más que con Nán (en algunas partes del análisis al aire que se ha hecho de lo que copié). Aunque ambas digresiones me parecen tan propias y tan interesantes. No se sentía extranjero y ajeno por lo externo, sino por lo interno. Estas cosas, creo, tampoco pueden contarse. Es un fragmento de una novela que tiene su razón de ser, y no puedo descuartizar los símbolos, como descuartizaría un poema, por si alguien, en algún momento, decide leerla y disfrutarla. Yo la he leído y la he disfrutado, sin más. Y ese fragmento que copio me llamó, en la noche, lo leí tres veces antes de cerrar el libro y dormir, sin más.
No he leído lo que recomiendas, Rob, no todo, pero sí El profeta, "mas no demasiado juntos", qué gran frase para pegarla al amor, a la amistad incluso.
Eso sí, nada de catástrofes de decisiones tomadas. A veces un poco de terror, pero eso siempre pasa a lo largo de los días, por cualquier cosa. Tranquilidad, por lo demás. Y gracias.
Y tengo que mandaros besos a ambos, que dialogáis aquí tan campantes, y seguís dándome envidia por esa porción de vuestras mesas en que os cruzáis, y me habláis.
Sevilla, Chaouen, Z, las montañas partidas... el ruido de la hierba cuando se congela, poco más en el mundo.
pues mira hacia el sur. Y cuenta. Y danos másh. Y que conste que mi europeo ombligo es precioso y acumula una pelusilla hecha con fibras sintéticas de la mejor calidad.
No os montéis aquí El dúo de la africana sin cantarlo. Queremos saber másh, másh, másh.
Porque por lo que se ha leído del extracto, no me parece que tengáis razón y quiero que me convenzáis. Necesito ser convencido.
pero es no impide que os lance besos y abrazos y os salude con el puño en alto.
Yo, nosotros, en una disyuntiva entre sur y norte. Definitivamente quiero Marrakech, El Aaiún, Ifní, Zagora, Uarzazat, Casablanca, Rabat, Fez, Mequínez, Xauen, El Jadida, Esauira, Tánger, Tetuán, Nador, Ceuta y Melilla. Tanto sur, y tanto sur últimamente y tanto norte arrumbado. Entre Jus y Rob me han comido el coco, pero también está lo otro, que tanto hace. También me piden Brandenburger Tor, Altmuseum, telón de acero.
¿Qué hacemos?
(Sobre todo no pasar así, sin más, junto al que hace como que bate el cobre en la medina, o el que barre junto al muro con un uniforme que que parece, aún, de cuando el muro aún existía).
Ver lín y dolerse me han dicho que es lo mismo, señor Belcán.
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