"No había modo de encontrarme con alguien conocido en los cafés y un sentimiento de gran infelicidad se apoderaba de mí todos los domingos, me los pasaba esperando a que el día siguiente volviera a ser lunes y todo recuperara cierta normalidad. Muchos domingos por la tarde, bajaba a la librería de los sótanos del drugstore de Saint Germain y miraba libros. Algunas veces, como si tuviera que justificar el largo rato que me pasaba allí haciendo tiempo, acababa comprando un libro de bolsillo que me destrozaba el presupuesto semanal. Me aburría y lo sabía, miraba diez, veinte veces los mismos libros.
La vida es corta, y aún así nos aburrimos, decía Jules Renard.
Algunos domingos tenía yo la impresión de que estaba allí haciendo horas para poder regresar a Barcelona y contar que vivía en París. "
Enrique Vila-Matas
París no se acaba nunca. Anagrama (2003)
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9 comentarios:
Mmm.
(Anotación a Nano: ¡cuántas polémicas hemos arrastrado con este hombre, eh?)
Me leí este libro en un fin de semana de encierro muy productivo que tuve hace dos años, más o menos. Como cotilleo personal tengo que decir que estuve todo el finde con el libro y el lunes cuando salí a la calle conocí a Miguel, así que menos mal que París sí se acababa.
Y lo que me pasa con este libro y con este hombre en general es bastante confuso. El libro lo leí de una sentada, subrayé frases, párrafos. Pero la sensación era un poco de estafa, y creo que eso es lo que no me deja disfrutarlo del todo. Hay una pose ahí, una cantidad de cotilleos metaliterarios, una verborrea de citas inventadas y de citas reales, que cuando acabé el libro pensé: muy bien, Vila-Matas, te conoces a todo quisqui, has estado viviendo en el piso de la Duras, tienes ingenio como para hacernos creer que te pareces a Hemingway y para que nos riamos con ello, te sabes los pasos y las palabras de muchos grandes de la literatura, estás en el ajo, felicidades, pero: ¿dónde estás tú? ¿Cuál es tu boca? ¿Qué nos cuentas realmente? Acabé el libro con la sensación de haberme leído un compendio de citas fabulosas, pero no de haberme leído una novela, ficcionada o no, verdadera, llena de personalidad. No sé. Reconozco que este tipo es fuerte, es importante, pero me deja un mal sabor de boca, un sabor raro. Como estas cosas que no sabes si tienen que gustarte o no. Y creo que ya en estas playas hemos hablado de esto, pero qué bueno repetir.
Últimamente estoy mucho con París, y con el París de los años que él cita en la novela: he leído a Anaïs Nin, ahora estoy con Beauvoir y corrijo una novela de Glassco, Memorias de Montparnasse. Ellos vivieron realmente esos años, y no sé, es diferente. Cuando los leo a ellos me dan unas ganas terribles de irme al Dôme, o al Select, o pasar frío en Montmartre. Cuando leí a Vila-Matas... ¡Ay, que no sé lo que me pasa con este hombre!
Ummm, Lara, interesante tu percepción. Lo que tú comentas me lo ha comentado más gente, les pasa un poco lo que a ti.
Yo sin embargo tuve una especie de "flechazo" literario con V-M. Me explico: lo primero que me leí fue "El mal de Montano" y me gustó porque era algo diferente. Ni novela ni ensayo ni verdad ni ficción. Pero consiguió intrigarme, que disfrutara con la lectura, sin importar demasiado adónde me llevara. Metaliteratura. Ironía. Reflexiones que subrayar, como dices. Ingenio.
En Vila-Matas no hay que preguntarse si lo que cuenta es verdad o no, si es real o inventado. A mí, por lo menos, eso no me importa. Me importa disfrutar con la historia, dejarme llevar, meterme en su mundo. Y creo que lo consigue.
Después de "El mal de Montano" me leí "París no se acaba nunca" y me gustó menos porque ya no sentí la "novedad". El tercero que intenté me pareció más de lo mismo. El libro de cuentos del año pasado me parece bastante coñazo. El que acaba de publicar seguramente no lo compre, o esperaré a que salga en bolsillo. Aún así, Vila Matas me interesa y su mundo también.
jaja, qué buena la conversación literaria, aunque sea en diferido.
bss
Ya la tendremos en directo...
prometo intervención urgente, ¡no os imagináis la vida perra que llevo! Ni que fuera Juanita Narboni.
Yo doy gracias a Enrique por que dejara de escribir en la página x y no en la x+150. De ser así, ese lunes quizá Lara se habría quedado leyendo. Gracias, Enrique.
P.S. Por cierto, esta entrada se subió un domingo? :D
besos playeros!
Veo que despierta pasiones, Vila-Matas, jajajajja.
En fin, iba a colgar algo de Ray Loriga pero mejor no, o me echaréis de las Playas de Siberia( queda pendiente esa conversación tb, Lara, jajajaja).
Miguel, sí, madrugada de domingo a lunes. Mis horarios raros ;). A diferencia del resto de los currantes yo apenas puedo escribir ni navegar en el curro, así que dedico a ello las noches que estoy en casa.
bss
Te entiendo ahora, Lara, mucho más que antes. Desde dentro es como se entienden las cosas.
Hay una literatura que persigues y Vila Matas no te da de comer. No nos da. Ni un solo respingo en ninguna de sus novelas.
Pero entiéndeme tú a mí, la defensa que le hago. Hay materiales de construcción que uno se apropia, que le enseñan, y VM ha abierto una puerta para que entremos y los cojamos. Esa autoficción de la que por lo visto habla hoy Babelia (ni lo he abierto). A mí me ha enseñado a sacar historias fuera.
Y me ha acercado a tantos autores: me gusta la elegancia y la distancia con la que se imbrica en historias de otros. Hace una metaliteratura que no nos tumba de espaldas, pero tampoco es cuestión de andar todo el tiempo derribados por el suelo, ¿no?
Así que te doy la razón, en parte, y lo recoloco en una segunda fila, todavía con mucho cariño.
Se me olvidó comentar que entre tanto había descubierto a Sebald, el auténtico, al que tanto ha vampirizado VM.
Ahora mismo estoy leyendo París no se acaba nunca ... Me ha gustado cómo escribe Vila-Matas sobre París en su juventud.
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