Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.
Walter Benjamin (1892-1940), “Tesis de Filosofía de la Historia”, Discursos interrumpidos I, traducción de Jesús Aguirre, Taurus, Madrid, 1971.
5 comentarios:
Este texto, que me parece muy bonito, da para muchas y variadas interpretaciones.
¿Cuál sería la vuestra?
Tienes toda la razón, en una preciosidad de texto: un balazo en el entrecejo de la Humanidad. Para "mi" versión, elijo situarlo en su biografía para justificar que la situación le llevó a equivocarse. Creo que es del año 1940; el mismo año que se suicida en Port Bou, ¿no?, después de haber visto el trabajo (the work in progress) de los totalitarismos. Y hasta parece que la intervención de la policía del Estado Totalitario de Franco, que le amenazó con entregarlo a los alemanes (era judío e izquierdista) no le ahorró penalidades ni evitó que se precipitara en ese fin.
Voy a no dar por válida, de modo general, esa teoría; aunque haya días que la siento certera: hay días (pero pocos). Y le pongo un marco a las imágenes con las que la desarrolla.
Qué casualidad que ayer terminé el librito de Stephan Zweig sobre Montaigne, el que escribió en Brasil en 1942 antes de suicidarse, acongojado por lo que veía de la Historia, el avance de los nazis, creyendo que no habría vuelta atrás. Lo curioso es la alegría con la que da fe del trabajo de Montaigne: de su aislamiento y resistencia en un mundo igualmente convulso. Aunque esa alegría no le libró, una vez terminado el libro, de hacer lo mismo que Benjamin.
No tengo tantos datos como para contrarrestar la idea. Porque, la verdad, lo he leído tres veces y creo que poco más hay que decir, aparte de que entiendo perfectamente al ángel aterrado, lo entiendo, porque es un ángel. Yo no soy ángel y esa sensación de horror y escapada (acorralamiento) gracias a ¿¿¿dios??? (ejem) sólo la vivo en determinados momentos. Puedo sacudirme de ella, ayudada por el sol y demás experiencias táctiles o internas, si no, cómo vivir. Sería imposible.
Yo, en lugar de pensar en la existencia o no del progreso, en lugar de situar en la vida del autor el texto, prefiero quedarme con la imagen perturbadora del ángel avanzando de espaldas hacia el futuro mientras mira los montones de cadáveres y ruinas que la historia ha ido amontonando.
Benjamin, el gran olvidado por muchos, a pesar de que fuera la clara inspiración de todos los demás miembros de la Escuela de Francfurt, comenzando una lucha contra ciertas concepciones hegelianas de la historia que constituían el corazón del marxismo. El gran reformador de la filosofía marxista, temprana e injustamente desaparecido. Gracias por recordar el emocionante pasaje de las "Tesis sobre filosofía de la historia", esta metáfora brillante que muestra con una sola imagen cuál es la concepción de la necesidad histórica que se impuso desde Hegel, la necesidad como cumplimiento, actualización, despliegue efectivo y realización de la Idea mediante la superación de la contradicción inherente e inmanente, que incluye la negatividad y la supera, que afirma que las víctimas, el sufrimiento, la catástrofe y la violencia resultan necesarias en el proceso, en virtud de la realización definitiva de lo Absoluto en la historia... Benjamin se levantó en armas contra la filosofía hegeliana y su potencia intelectual no defrauda en absoluto, sino que sorprende.
Recomiendo, con vuestro permiso, un interesante trabajo de Roger Bartra, "El duelo de los ángeles", en el que se aproxima a las circunstancias vitales del filósofo y a su especial relación con la melancolía y el spleen.
Y por cierto, un blog excelente. Es mi primer comentario, pero os sigo con interés.
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