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"...Dése siempre la razón a usted mismo y a sus sentimientos frente a cualquier estudio, comentario o introducción; si resultase que está equivocado, con el tiempo, el crecimiento natural de su vida interior irá sacándolo del error. Deje que su criterio evolucione a su manera, en silencio y sin estorbo; ese progreso, como cualquier otro, debe salir de lo más hondo del interior, y no es posible apremiarlo ni acelerarlo. Sólo hay una manera: estar embarazado y luego dar a luz. Dejar que cada impresión y cada germen de sentimiento madure en nuestro interior, en lo oscuro, en lo indecible, inconsciente, inalcanzable para nuestro propio entendimiento, y aguardar con honda humildad y paciencia la hora del nacimiento de una nueva claridad: sólo eso es vivir artísticamente, tanto en la comprensión de las cosas como en el acto de crear.
---No hay que medir el tiempo, no valen los años, y diez años no son nada; ser artista significa no calcular ni contar; madurar como el árbol, que no apremia a su savia, y se alza confiado en los días ventosos de la primavera sin temer ni por un instante que después pueda no llegar el verano. Sí que llega. Pero sólo les llega a los pacientes, a los que viven como si tuvieran toda la eternidad por delante, sin preocupaciones, con calma y amplitud. Lo aprendo cada día, lo aprendo con dolores que agradezco: ¡la paciencia lo es todo!
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Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta, recogido en Elegías de Duino, Los sonetos a Orfeo y otros poemas seguido de Cartas a un joven poeta, edición bilingüe de Eustaquio Barjau y Joan Parra. Círculo de Lectores, Barcelona, 2000, pp. 331-332
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2 comentarios:
Con Rilke me pasa a menudo: por un lado estoy muy de acuerdo con él en parte de lo que dice, por otro, en profundo desacuerdo. Las palabras que os copio aquí no sólo me parecen, en general, "irreflexivas" sino falsas (porque, ¿acaso es justo alentar al que no tiene talento?), al tiempo que me parece engañosa y contradictoria su reflexión acerca de la opinión ajena y el juicio crítico. Todo el primer párrafo gira en torno al cierre del mismo, para acabar diciendo: "tanto en la comprensión de las cosas como en el acto de crear." Pues no señor, la creación puede ser irreflexiva, es más, hasta cierto punto es irreflexiva, pero creo que también es y puede ser (auto)consciente...
Supongo que sus palabras se hallan demasiado embebidas (y hasta un punto rehogadas) en el Romanticismo de la época...
Abrazos
Totalmente de acuerdo, Mega, aunque siempre tiene ese puntito de razón (romántica) que hace que lo que parezca que está diciendo es válido: si no tienes vida, si no la dejas que se desarrolle, no habrá arte.
PEro si no fuerzas conscientemente los resultados, sabiendo lo que no quieres hasta llegar a saber lo que quieres, no habrá arte.
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