26 marzo 2007

ALICIA DESPOSADA

Era blanca la boda: un milagro
de espuma, de azahar y de nubes.
Cenicienta esperaba.
Las muchachas regaban cada día
los frágiles cristales de su himen.
Blancanieves dormía.
Al galope
un azul redentor doraba la espesura
y la Bella Durmiente erguía su mirada.
Las vestales danzaban. Y las viejas mujeres,
en las noches de invierno,
derramaban sus cuentos de guirnaldas,
de besos y de príncipes.
Era largo el cabello, eran frías las faldas
por las calles de hombres.
Las fotos de las bodas
irradiaban panales de violines
y era dulce ser cóncava
para el brazo tajante y musculoso.
La boda les cantaba por el cuerpo
como un mar de conjuros.
Y a la boda se fueron una tarde
con su mística plena. Y cambiaron
la hora de su brújula
por el final feliz de los cuentos de hadas.

Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945), de Cóncava mujer (1978)

3 comentarios:

NáN dijo...

¡Ah! Hasta este momento no había podido entrar y no sabía de esta entrada. Me encantó lo que pusiste de esta poeta en Gondal.

Hay dos grupos de dos versos de los que me he encariñado a la primera:

«Era blánca la bóda: un milágro
de espúma, de azahár y de núbes».

por su música y sonido.

«Era largo el cabello, eran frías las faldas
por las calles de hombres».

Por la imagen (que encoge) de las faldas frías y por el sentido brutal de "las calles de los hombres". ¿Se podría decir más claro en 1978?

No me gusta la literatura de género, sino la literatura. Pero cuando alguien con un sentido universal nos cuenta lo que les pasa a los suyos, cuando local y global se desparraman, bato palmas.

Miguel Marqués dijo...

Una mujer de un pequeño pueblo de Córdoba escribiendo a fines de los 70. NáN, gracias por el café junto a la máquina, y gracias, Carmen, por el poema.

Supongo que lo mejor es que cada uno le dejen llevarse su brújula a la caída del telón del cuento de hadas de turno...

Paralelo 49 dijo...

Córdoba...

el olor a azahar y dibujar las el zigzag de las murallas...los pasos, los cantos en el suelo, el eco de esas calles,la sangre árabe en mis venas.