No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Jaime Gil de Biedma (Barcelona 1929-1990), Poemas póstumos (1968)
14 marzo 2007
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10 comentarios:
En la plaza de Puebla, en México, un hombre contaba cuentos. Estaba rodeado de niños y mayores y, a él, nunca se le acababan las historias.
Pasó el tiempo y aquel hombre se hizo viejo, pero seguía yendo a contar cuentos a la plaza de Puebla. Ahora, ya no le oía nadie, pero seguía teniendo historias y las decía.
Un hombre, que le observaba en la distancia se acercó hasta él y le preguntó:
-¿Por qué sigue usted contando historias? ¿Es que no ve que se ha quedado solo? Todos se han ido.
El viejo cuentacuentos, le miró con una sonrisa cansada y le dijo:
-Antes contaba cuentos para cambiar el mundo. Ahora, cuento cuentos para que el mundo no me cambie a mí.
Puse un comentario que parece que no se grabó. Vuelvo a la carga.
¡Ay, la breve y suave Isob, que nos ha salido luchadora de fondo! En plan de lo más duro.
¡Uff!
En mi vida hay ahora tres líneas, representadas por tres poemas muy concretos. Este es uno de ellos y representa la línea más negra, por cierto en retroceso. Hay otro del mismo poeta (que pondré en las playas: la apertura a la luz) y otro de un poeta distinto.
Espero de verdad que envejecer y morir sean el último acto y el telón, pero no el argumento. Me esfuerzo duramente por ello y de verdad que me ayudáis. Como os tendríais que ayudar a vosotros mismos con un poco de "prefiguración", como ha hecho Isob.
En la parte mejor, no puedo negar que me chifla la poesía de la experiencia y que Gil de B. es uno de mis favoritos. Pero tuvo una segunda parte de su vida y poesía excesivamente negra, quizá (es un avance) por el esplendor de la primera parte (por una serie de condicionantes externos). Desde luego que su obra es un conjunto indivisible (además, breve).
(Winsta, si lees esto, que sepas que el encargo que me hiciste (Biedma vs. Ashbery) lo trabajo, pero el resultado tardará).
Esas palabras parecen un padrenuestro de los ateos grabado en la memoria como si nos lo hubieran dado a la vez que la papilla...
Increíble que comentes eso, Lara. Precisamente iba a contaros, sobre este poema, que antes de conocerlo ya llevaba meses con el primer verso en la cabeza sin saber de dónde. Como uno de esos kibutzs del deseo. Y de repente un día vi en un escaparate del Salvador el libro, y algo hizo que me parara. Con cierto estupor lo abrí, y ahí estaba.
Nán , las Playas son para mí lectura obligada y aprendizaje, así que entro a menudo. (Espero paciente y ansiosamente "Biedma vs. Ashbery".
Para reflexionar la entrada de Carmen Moreno.
Biedma también es uno de mis preferidos en todas sus etapas y creo que más aún en la final. Gracias isob por el poema.
(Y aunque no tenga nada que ver, no puedo evitar recomendaros mi último descubrimiento en prosa Ricardo Menéndez Salmón. Si alguien lo leyó, pongan algo de su obra y comenten. Gracias.)
He vuelto. Yo no sé si el poema de Marzal que dejo tiene algo que ver con el de Biedma, pero me suena a que sí, aunque igual no.
Le bout de la nuit
Después de haber amado (y hasta a veces en serio),
y de haber sido amados (incluso de verdad).
Después de haber escrito, pero sin nombrar nunca
lo que era necesario. Después de las ciudades,
los cuerpos, los objetos, después de haber dejado
atrás lo memorable con que hemos coincidido,
después de defraudar, después de defraudarnos,
después de recorrer el callejón del tiempo,
después de la impiedad, después del fuego,
se acaba por llegar al final de la noche.
Y allí la lluvia cae oscura sobre el mundo,
y ya no hay ocasión para decir después.
Carlos Marzal
Arruinado entre las ruinas de mi inteligencia recibo este viejo poema como dos bofetadas, y no sé a quién devolvérselas.
Es tan preciso y afilado.
Tan cortante.
Otro de mis preferidos en Biedma
«En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.»
Ya sabes, Pablo, llegado el momento de las bofetadas, en la larga distancia gana el que más resiste la fatiga; en la media, el que tiene más técnica; en la distancia corta, el que tiene más capacidad de sufrir, convertidos los luchadores en bolas negras de odio urgente.
Mejor dale las bofetadas al aire, como un ejercicio vigorizante.
(con este poema he tonteado muchas veces y no descarto que vuelva a hacerlo).
Cuando Biedma se pone así, le llamo el señor Gil.
Un abrazo muy fuerte
Yo estoy con Lara y declararía solemnemente este poema como himno y padrenuestro de los ateos, y aun de los agnósticos (con su permiso de Lara).
Aunque cambiaría la línea que habla de la muerte como argumento. ¿El argumento de la vida es la muerte? No quiero eso como vuelta de tuerca, me suena a final de película mala. Y sí, vendrán con lo de que la vida es una película mala y una historia llena de ruido y furia contada por un loco y bla bla. Y bla.
Con el poema de Marzal que ha puesto Winsta (que me ha encantado), he pensado irremediablemente en el soneto de Sabina (¿los amores no son pequeñas vidas?), ese que acaba con "lo peor de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos."
De chico me daba, sí, mogollón de canguelo, pensar en ese lugar en el que ya no habrá ocasión en pensar después.
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