16 julio 2007

Nos salvó la distancia
ese conjuro
a la cotidianidad


De Vulgar parodia (1989)
Sacado a su vez de La esquina dorada. Poesía 1983.2006 (2007)
Francisco Cumpián (Antequera, Málaga, 1951)

6 comentarios:

isobaras dijo...

Son de esos textos que le vienen a una a la cabeza dentro de tres años, pedaleando o cortando una cebolla, y se pregunta ¿dónde he leído esto?

Anónimo dijo...

¿pedaleando? ¡No creo que eso me pase a mí!

Sabes Lara hasta qué punto creo en esa distancia (y la practico).

Pero como muestra... ¡Es poco y más que poco!

¿Nos das otro poquito?

Anónimo dijo...

¿Os habéis dado cuenta de que no marca el número de comentarios? Entré pensando que no había y me encontré el de Isob. Puse uno y sigue marcando CERO.

Pongo este solo para ver si da el 3 (y aprovecho para invitar a Isob al blog de Paralelo49, porque hay un poeta que si lo conoce le gusta, y si no lo conoce le gustará).

Lara dijo...

Últimamente me pasa eso de los comentarios, y no sólo aquí, blogger está dando lagunas mentales...

Ya sé que es poco, pero quería poner una entrada al más puro estilo Isob, como bien le dije a ella. Creo que voy a ampliar, aunque sólo sea para nosotros. Je.

Anónimo dijo...

¡ya he visto!, ¡guau! En cuanto pueda me lanzo. Gracias.

Anónimo dijo...

¿Nos hundió la cotidianeidad,
esa invocación contra
la distancia?

Cumpián tiene pinta de gurú mediterráneo, o de padre beat que haya llevado poemas a la playa a su hija surfera cuando anochecía.
Elige menús de pescado en la playa con autoridad y dice a las claras qué le interesa y qué no de todo lo que le has propuesto (aunque lo que le has propuesto sea el autor que cambió tu vida).
Tiene una sabiduría que le permite pasear por el centro de su ciudad como quien se pasea por su jardín, con andares de chaval culto y canalla.
La primera vez que lo vi empapó en vino unos cuatro kilos de poemas, la segunda, recitó enfurruñado unos poemas tronantes en un bar de Madrid, la tercera, me habló como el primo mayor que siempre nos regala discos de heavy metal.

De sus poemas, como éste, me quedo con la veraz sencillez y la exquisita voluntad estética.