31 octubre 2006

Pasaba por aquí

Mi parada técnica por Madrid se ha alargado (por la parte de delante) porque, como escribe García Montero,

--Noviembre es un desorden
sentimental, me dices
y los amigos me han llamado para celebrar ¡y hasta han traído vinos de Siria!, dicen que exquisitos. ("Mis amigos son gente cumplidora que acuden cuando saben que yo espero", cantaba Serrat, ¿y cómo no iba a acudir yo?)
Bis de García Montero
Date por muerta,
amor.
Es un atraco.
Tus labios o la vida.
(aplausos, cierra el telón y fin de nuestros servicios).
No basta la elocuencia
Mi corazón esta noche oscila

René Crevel (París 1900-1935)

30 octubre 2006

No se si trasgresor, pero al menos impactante ( nunca mejor dicho ) :

"Linda y yo vivíamos justo frente al parque McArthur, y una noche que estábamos bebiendo vimos por la ventana que caía un hombre. Una visión extraña, parecía un chiste, pero no era ningún chiste pues el cuerpo se estrelló en la calle. Le dije a Linda, «¡Se espachurró como un tomate pasado! ¡No somos más que tripas y mierda y material pegajoso! ¡Ven! ¡Ven! ¡Míralo!. Linda se acerco a la ventana, luego corrió al baño y vomitó. Luego volvió. Me volví y la miré. ¡Te lo digo de veras, querida, es exactamente igual que un gran cuenco de espaguetis y carne podrida, aderezado con una camisa y un traje rotos!. Linda volvió corriendo al baño y vomitó otra vez."

La Máquina de Follar
Charles Bukowski (Andernach, Alemania, 1920 - Los Ángeles, EEUU 1994)

… Aquella noche, en aquel parque apagado donde se oía la pesada respiración de la ciudad como si fuera un monstruo dormido después de un día duro, Luzmila me dijo:
—Por cien euros te dejo que me folles. Por cincuenta te la chupo. Sodomía no.
La frase, por supuesto, me dejo colgado, aunque solo fuera por el hecho de que alguien que no buscaba eufemismos para decir lo que quería, de repente utilizaba una palabra decente en vez de utilizar la expresión que convenía al tono del resto de la frase. Pero no dijo «dar por culo», sino sodomía. Luzmila me demostraría luego su capacidad envidiable para dominar un idioma y hablarlo como si fuera su lengua natural: en muy poco tiempo pasó del atropellado español lleno de incorrecciones y prestamos italianos, a un español cristalino, demasiado tajante y claro, que se permitía incluso hacer insospechados juegos de palabras. Yo sonreí, y pregunte si se vendía así a menudo o era un regalo que me hacia por las horas compartidas. Y fue soltar aquella frase, a todas luces estúpida, cuando me acordé de Gallardo, me acordé del Club Olimpo, y me ilusioné con la ocurrencia de que si les llevaba a Luzmila dos vidas mejorarían de golpe: la suya y la mía. La suya, porque si, a fin de cuentas, ejercía de puta de vez en cuando, en ningún Lugar iban a sacarle mas partido a su belleza que en el Club. Era un desperdicio que se vendiera tan barata en la Alameda de Hércules, que estuviera al alcance de tanto miserable sin inversiones en Bolsa.

Los príncipes nubios (2003), de Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966).
Uno de mis comienzos favoritos...

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.

Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.

Lolita, de Vladimir Nabokov (París, 1955).

29 octubre 2006


Jerry Luján, un niño con visera, camina, hoy martes, por la cuneta de la calle Menaul. Son las cinco de la tarde y se le ha hecho de noche. Y es que en Albuquerque anochece así, de sopetón, como si alguien hubiese dado un puñetazo sobre el mantel. Jerry Luján remolonea con las manos en los bolsillos de su chompa. Estamos en el país de las trocas y los mofles. A esa misma hora, en el centro de Burque, la Main Library se va escorando lentamente, como una bestia adormecida, preparándose para cerrar.

[...]

La niña más joven desaparece unos minutos dentro de la casa. Luego regresa con un galón de cerveza que ambas van saboreando poco a poco. El jardín está ya en penumbra pero ninguna de las dos hace ademán de encender las luces. ¿Para qué? No lo dicen pero se sienten libres. El padre aún no ha vuelto del trabajo y es posible que no regrese hasta las ocho. En la casa de al lado, separada tan solo por una exigua verja metálica, se oye el lloriqueo de un bebé y el grito de un hombre borracho en una lengua extraña, quizás ruso.

[...]

También Jerry y De’Anza habían llegado a su destino. Era difícil guiarse en medio de la oscuridad. Aunque el tráfico parecía bramar no muy lejos, las luces de los coches no alcanzaban a iluminar aquel baldío. Jerry tropezó varias veces con trozos de cascote. Y llegaron a aquella caseta que parecía puntiaguda y triste y De’Anza le dijo «don’t be scared, vato». Entraron y De’Anza encendió una cerilla y luego otra. En el suelo había un zapato huérfano de hombre y un cartón de leche y una bosta de un animal desconocido.

[...]

Y Jennifer desplegó el papel trufado de faltas de ortografía y leyó con una sensación no lejana a la ternura aquel mensaje de su admirador desconocido que decía "Te amo, you crap, and I’ll kill you". Y después cerró los ojos y se dejó ir lentamente hacia su casa mientras a lo lejos también las montañas enrojecidas se inclinaban.


La noche sucks, de Blanca Riestra (La Coruña, 1970). Premio del primer certamen de relato de la revista "Ñ", de este año.

27 octubre 2006

¡¡iuhu!!

He estado en Fuentetaja, he conseguido los libros que quería y me voy, dos o tres semanas. Como Julieta Venegas. Me voy.

Estoy pop y os digo lo que grita ella en su versión de Sin documentos, después de 4 rasgueos de acordes y tres compases de acordeón, percusión y bajo:

¡Y aquí vamos hombresss!

Y para cierta personilla que quizá lo puede necesitar, creo que podría cantar lo mismo que Julieta cuando se pone rechula, (estoy seguro de que lo puede cantar con todo el derecho hy toda la muy grande verdad):

la vida nos ha desmostrado que el paso del tiempo esta de mi lado; yo que pensaba que te perdía a ti ahora ya lo entiendo, tú me perdiste a mí.


Y para terminar, Pessoa hablando por boca de Álvaro de Campos:

¡Ah, no ser yo todo el mundo y todos los sitios!

That's all, folks!

26 octubre 2006


Creo que entre tanta cultura voy a tener que dar un poco de Kultura.
Lo siento. Soy más trivial. Frases cortas. Pensamientos concretos.


Bueno un pequeño regalo de Nacho Canut, una perla poco conocida.




Ya no pienso batallar
con frases que al final
se queman en la hoguera
de tu frialdad.

Como tú muy bien sabrás
la lengua es mucho más
que un trozo de tu cuerpo
con el que jurar.

Labios como espadas
besos como dagas van
en busca de tu boca
de tu delirio más fatal.

La lengua asesina
llegará para explicar
que hay leyes clandestinas
que no podemos borrar.

La lengua asesina
volverá para anunciar
que se nos viene encima
una venganza infernal.

Como en marte hay vida ya
la tierra está de más
en todas las promesas de inmortalidad.

Y los siglos pasarán
y el tiempo no tendrá
espejos con pasado donde contemplar

labios como espadas
besos que se clavarán
al borde de tu boca
como un secreto final.

La lengua asesina
volverá para explicar
que hay leyes clandestinas
que no podrás olvidar.

La lengua asesina
volverá para contar
que se nos viene encima
una venganza infernal.

"La lengua asesina" (N. Canut/P. Sycet)
BSO "La lengua asesina" (1996)
Sigo folclórico...

Todo Cambia

Cambia lo superficial
cambia también lo profundo
cambia el modo de pensar
cambia todo en este mundo

Cambia el clima con los años
cambia el pastor su rebaño
y así como todo cambia
que yo cambie no es extraño

Cambia el mas fino brillante
de mano en mano su brillo
cambia el nido el pajarillo
cambia el sentir un amante

Cambia el rumbo el caminante
aunque esto le cause daño
y así como todo cambia
que yo cambie no extraño

Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia

Cambia el sol en su carrera
cuando la noche subsiste
cambia la planta y se viste
de verde en la primavera

Cambia el pelaje la fiera
Cambia el cabello el anciano
y así como todo cambia
que yo cambie no es extraño

Pero no cambia mi amor
por mas lejos que me encuentre
ni el recuerdo ni el dolor
de mi pueblo y de mi gente

Lo que cambió ayer
tendrá que cambiar mañana
así como cambio yo
en esta tierra lejana

Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia

Pero no cambia mi amor...

Letra: Violeta Parra (San Carlos, Chile, 1917 - 1967)
Música: Julio Numhauser (Chile)
[Es especialmente popular la versión cantada por Mercedes Sosa (Tucumán, Argentina, 1935)]
Huelgo:

1.
2.
3. m. Espacio vacío que queda entre dos piezas que han de encajar una en otra.


R.A.E. 22ª Edición (2001)
Como no podía ser de otra forma le dedico este fragmento a Lara, que me dibujó un mapita para llegar a estas playas.


"Crevel desconfía y lo comprendo. Entre la Maga y yo crece un cañaveral de palabras, apenas nos separan unas horas y unas cuadras y ya mi pena se llama pena, mi amor se llama mi amor... Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros. Todo esto se lo voy diciendo a Crevel pero es con la Maga que hablo, ahora que estamos tan lejos. Y no le hablo con las palabras que sólo han servido para no entendernos, ahora que ya es tarde empiezo a elegir otras, las de ella, las envueltas en eso que ella comprende y que no tiene nombre, auras y tensiones que crispan el aire entre dos cuerpos y llenan de polvo de oro una habitación o un verso. ¿Pero no hemos vivido así todo el tiempo, lacerándonos dulcemente? No, no hemos vivido así, ella hubiera querido pero una vez más yo volví a sentar el falso orden que disimula el caos, a fingir que me entregaba a una vida profunda de la que sólo tocaba el agua terrible con la punta de pie. Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándose caer para levantarse mejor con el impuso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe, igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga. Ese desorden que es un orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí, enterrado en perjuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo. Yo, condenado a ser absuelto irremediablemente por la Maga que me juzga sin saberlo. Ah, dejame entrar, dejame ver algún día como ven tus ojos."

Rayuela. Capítulo 21.
Julio Cortázar

25 octubre 2006

Hoy otra vez me ha rozado la muerte
Interpuesta y de lejos, pero honda. Cómo son las cosas que, no habiendo hablado más que una vez con ella, si tuviera que decir las 10 personas que más han influido en mi vida, estaría en la cuenta.
Dentro de un rato estaré, otra vez, en el cementerio civil, entre no muchas gente, porque ella dijo No a todo aquello a lo que había que decirlo, y con algunas banderas roja, amarilla y morada: las banderas de esa República que no importa como reglamento, sino porque fue el primer intento serio en nuestro país de ponerse de parte de los humillados y ofendidos.
Se llamaba Esperanza y ya no será para nadie próxima estación. Los que la conocieron dicen que fue dura en sus principios. También para ella: delante de su casa está aparcado el "dos caballos" con el que recorrió toda España mientras pudo: su alto sueldo de profesora universitaria y los proyectos rentables en que intervino no dan para mucho cuando se está atenta a gastarlo todo en tantas causas de los demás. Todos le debemos algo: cualquier alivio que lleguemos a tener en el futuro de las durezas del cambio climático y la contaminación, seguro que tendrá una genealogía que nos llevará a sus esfuerzos científicos.
Porque consideró la libertad no como la posibilidad de elegir cada cuatro años, sino como la posibilidad real de que hasta el último de nuestros ciudadanos pueda, realmente, realmente, elegir cómo vive y cómo contribuye con su vida a la vida libre de los demás, cuelgo en LPDS, en su memoria, unos versos de Miguel Hernández, escritos en ese momento para su mujer, pero que los pongo aquí como si hubieran sido escritos pensando también en esa Libertad: siendo como fue, la idea no es descabellada.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu voz, la tabla que procuro,
si no es tu amor, el norte que pretendo.

Mas eludiendo con ello el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,voy, entre pena y pena, sonriendo.


Miguel Hernández

24 octubre 2006


Cuando me preguntan que en qué creo, siempre me acuerdo de este cuento de Borges. El todo en una pequeña "esfera tornasolada"!:

En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Frey Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemont Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.
Jorge Luis Borges, El Aleph (1949)
LA ONCENA - Chacarera

La nieve baja del cerro,
blanqueando de espuma el río
y el río se va a la nube,
libre como el campo mio.

No quieran ponerme moldes
para cantarle a la tierra.
Yo canto con toda el alma,
pero canto a mi manera.

Me gusta la voz del viento,
que siempre canta distinto,
aunque parezca lo mismo...

Me anda faltando una nota
pa’ llegar a la docena.
Por eso, mi chacarera
se va llamando "la oncena".

No me importa que no escuchen,
si no quieren escucharme;
mi cantar lo aprende el viento:
alguien habrá de heredarme.

No quiero quedarme quieto,
junto a la vida que anda;
sobre el agua que se estanca,
se va la noche estrellada.

Cada cual diga su copla.
No me gusta andar camino,
que otros hayan recorrido...

Me anda faltando una nota.


Letra y Música: Lagos, Juárez y Quiroga.

Cambios de nombre

A los amantes de las bellas letras
hago llegar mis mejores deseos
voy a cambiar de nombre a algunas cosas.
Mi posición es ésta:
el poeta no cumple su palabra
si no cambia los nombres de las cosas.
¿Con qué razón el sol
ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se le llame Micifuz
el de las botas de cuarenta leguas!
¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
que los zapatos han cambiado de nombre:
desde ahora se llaman ataúdes.
Bueno, la noche es larga
todo poeta que se estime a sí mismo
debe tener su propio diccionario
y antes que se me olvide
al propio Dios hay que cambiarle nombre
que cada cual lo llame como quiera:
ese es un problema personal.

Nicanor Parra (San Fabián de Alico, Chile, 1915) en Obra gruesa (1969)
Nos agobian con tanto ruido, con tantos sonidos que digerir. Es necesario siempre tener la palabra en la boca. Hay que huir del silencio. Pantallas de colores, luminosos fluorescentes inundan todo. Música y argumentos divertidos, la frase correcta en el momento adecuado. Todo tiene que encajar y ser "cool". Bonitos eslóganes, argumentos facilones, publicidad de colores.

Incluso lo profundo es liviano. Se trivializan los problemas y se editan guías de autoayuda de 10 euros, con detallados pasos para alcanzar la felicidad. La amistad se digitaliza, el sexo también y se transforma en una serie de carateres ascii, que inunda nuestro tiempo y nuestro espacio. Torrentes de información que bloquean nuestros sentidos, con las gracias y desgracias del mundo moderno.

Ya no queda espacio para el silencio. Y menos en pareja, para la mirada silenciosa, para el brillo en los ojos, solo ruido y más ruido. Prohibido el aburrimiento o el hastío. Sólo queda la vorágine que consume hasta el amor. Entre tanta mierda, suenan unas palabras discretas, escritas en otro tiempo, menos sucio de ondas y bits. Un señor chileno , mirando al pacífico , escribe y me a mi sirve de alivio en estos tiempos de furia en los que vivimos, y me recuerda que hay cosas que merecen la pena:

El Nº 15:

"Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto
."

20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada ( 1924 )
Pablo Neruda

Aspiro, cierro los ojos, me doy unos segundos antes de meterme de nuevo en el caos.

23 octubre 2006

¿Qué se ama cuando se ama?

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en particulas fugaces de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.


Gonzalo Rojas, (Lebu, Chile, 1917). Contra la muerte (1964)

21 octubre 2006

Ángel González contesta anticipadamente la referencia al río heraclitiano y el baño que Miguel M. haría en un blog 30 años después (tal como te lo digo).

Glosas a Heráclito

1
Nadie se baña dos veces en el mismo río,
Excepto los muy pobres.

2
Los más dialécticos, los multimillonarios:
Nunca se bañan dos veces en el mismo traje de baño.

3
(Traducción al chino.)

Nadie se mete dos veces en el mismo lío.
(Excepto los marxistas-leninistas.)

4
(Interpretación del pesimista.)

Nada es lo mismo, nada
Permanece.
Menos
La Historia y la morcilla de mi tierra:
Se hacen las dos con sangre, se repiten.

20 octubre 2006

"El poeta del jardín"

Hace tiempo se me ocurrió
que tenía la obligación
como poeta consciente de lo que su trabajo debe ser,
poner un escritorio público
cobrando sólo el papel.
La idea no me dejaba dormir,
así que me instalé en el jardín del Santuario.

Sólo he tenido un cliente,
fue un hombre al que ojalá haya ayudado
a encontrar una solución mejor que el suicidio.
Tímido me dijo de golpe:
"señor poeta, haga un poema de un triste pendejo".
Su amargura me hizo hacer gestos.
Escribí:
"no hay tristes que sean pendejos"
y nos fuimos a emborrachar.


- Ricardo Castillo, (Guadalajara, Méx., 1954 --el mismo año en que nació mi padre).

19 octubre 2006

XVI

Se acabó la penumbra
Aquí de nuevo limpios
afeitados y mudos
esperando respuestas
El tiempo ha sido largo
Esperamos las buenas intenciones
Que lleguen por fin las buenas intenciones

Esto no es razonable
ya lo sé

Para Laura y otros poemas, Francisco Cumpián
He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así.

Los detectives Salvajes, Roberto Bolaño
Belén Gopegui mía de casi cada día: hoy, de La escala de los mapas

«Mi trabajo, Dios mío, hubo un tiempo en que me lo creí. El paisaje considerado como un recurso. Ese túnel de sombra que forman los alisos sobre el río... Prim tiene quince años, sus compañeros de campamento han recogido las tiendas, ya se marchan pero él ha olvidado algo, por ejemplo su roja navaja suiza de siete usos. Retrocede con prisa, le vemos acuclillarse y, qué extraño, no palpa el suelo como quien busca. Prim se limita a memorizar: una explanada rocosa, el borde umbrío del agua, raíces de árboles, serena mezcla de color que ya no perturban los sacos de dormir expuestos al aire sobre las tiendas –filas de borrones brillantes–, ni tampoco, en el agua, la mota verde del fieltro de una cantimplora. Hace ya muchos años que empecé a recolectar imágenes salvíficas y a proyectarlas luego sobre las columnas amarillas y negras del garaje, en la tapa del pupitre, delante del malicioso rostro de mis primos.»

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Este primer libro trata del amor, o quizá de su imposibilidad. ¿Podrá amar ese Prim que volvía para ver el paisaje solo, unos momentos, y coleccionar imágenes de salvación? ¿Quien ya a los quince años se apropiaba esas imágenes y las guardaba? Amar podría ser un mar con a privativa. Belén G. y su escalpelo, cuando todavía parecía que sus cortes no nos iban a doler.

18 octubre 2006

UBUWEB: cumbre de los sitios sobre arte marginal y avant-garde

Estimados compañeros de blog, me presento: soy Gerardo de México, antiguo compañero de escuela de Miguel cuando estuvimos de interncambio en EEUU. Por ahora no publicaré un texto propio, sino que vengo a recomendarles algo que puede ser lo mejor que he encontrado en Internet en los últimos años, quizás en toda mi historia con Internet. UbuWeb es: "a completely independent resource dedicated to all strains of the avant-garde, ethnopoetics, and outsider arts" y no puedo recomendarlo lo suficiente. Sólo vean la sección de poesía conceptual, el archivo de mp3 (DISCOS COMPLETOS para bajar desde Derek Bailey hasta Dj Food, pasando por Alvin Lucier y Luc Ferrari), o el de cine y video, una amplia selección de trabajos salvajes--desde miembros de los Accionistas de Viena como Herman Nitsch hasta gente de Fluxus como Nam June Paik, más Man Ray, Buñuel, Dziga Vertov... Para regodearse en la vanguardia, no hay hasta ahora nada mejor en la red. No pierdan su tiempo, dejen lo que estén haciendo y conózcanlo.
Sobre apariencias y experiencias

Am I myself, or a talking tree?

John Ashbery, en Selfportrait

Pues ya que mencionabais esas cosas, cuando leí el verso, hace poco, me dije, ¡buena pregunta!

17 octubre 2006

Existe una diferencia entre la apariencia en lo real y la apariencia en el arte. La primera, gracias a la inmediatez de lo sensible, se presenta como verdadera, se nos aparece como lo real. En cambio la apariencia en lo artístico se presenta como ilusión, le quita al objeto la pretensión de verdad que tiene en la realidad y le otorga una realidad superior, hija del espíritu. De manera que aunque la idea se encuentre tanto en lo real como en el arte, es en este último en donde resulta más fácil penetrar en ella.
Hegel (Extracto de su ensayo sobre el arte)
El Hotel New Hampshire - John Irving

El oso llamado Estado de Maine

El verano que mi padre compró el oso, ninguno de nosotros había nacido... ni siquiera habíamos sido concebidos: ni Frank, el mayor; ni Franny, la más alborotadora; ni yo, el siguiente; y ni siquiera los benjamines Lilly y Egg. Mi padre y mi madre eran chicos pueblerinos que se conocían de toda la vida, pero su "unión" -como la denominaba Frank- no se había llevado a cabo cuando Papá compró el oso.
-¿Su "unión", Frank? -solía bromear Franny; aunque Frank era el mayor, a mí me parecía más joven que Franny, y ésta siempre le trataba como si fuera un bebé-. Lo que quieres decir, Frank, es que aún no habían empezado a joder.
-Todavía no habían consumado su relación -dijo Lilly una vez; aunque era la menor, exceptuando a Egg, Lilly se comportaba como si fuera la hermana mayor, hábito que Franny consideraba irritante.
-¿Consumado? -dijo Franny.
No recuerdo cuántos años tenía Franny entonces, mas sé que Egg no tenía edad para oír semejantes conversaciones.
-Mamá y Papá no descubrieron el sexo, sencillamente, hasta desupués de que se hicieron con el oso -dijo Franny-. Ese oso les dio la idea... era un animal ordinario y cachondo, que se frotaba contra los árboles, se hacía pajas e intentaba violar a los perros.
-Alguna vez manoseó algún que otro perro -intervino Frank, asqueado-. No violaba a los perros.
-Lo intentaba -insistió Franny-. Ya conoces la historia.
-La historia de Papá -decía entonces Lilly con una repugnancia ligeramente distinta de la de Frank, pues éste estaba asqueado de Franny, pero ella de Papá.


Primera página del primer capítulo de "El Hotel New Hampshire", de John Irving.

En mi primera intervención en estas heladas playas os dejo un cachito de uno de mis autores preferidos, Irving.

Así presenta a los personajes más importantes de la novela, del tirón, en medio de una conversación en la que esboza las personalidades que luego te engancharán como la heroína.

León el Africano - Amin Maalouf

“No dudes, empero, de que León el Africano, León el viajero, también era yo”.

W.B. Yeats

"A mí, Hassan, hijo de Mohamed el alamín, a mi, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las lujurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano".

León el Africano en León el Africano, de Amin Maalouf (Beirut, Líbano, 1949).

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Este texto me emocionó durante muchos años, y lo sigue haciendo. Siempre he querido ser Indy, siempre he querido ser León ;) Intentaré buscar la versión original y colocarla en esta misma entrada. ¡Se abre la veda!

"No existe la verdad. Sólo percepción"

Diarios Íntimos, Gustav Flaubert

16 octubre 2006

Hola gente alfabeta,

Esta es la primera entrada de Las Playas de Siberia, una idea común de tres, o cuatro, o cinco (o n, n+1, etc...) que quieren tener un lugar común para hablar sobre literatura, libros, textos, poesía.

La idea es, en principio, la de aportar textos de autores publicados. Su notoriedad (de unos u otros) no es lo más relevante. Lo capital es que gusten al que creó la entrada con el texto y que animen al resto de bitacorianos a comentar tal o cual cosa sobre el mismo.

Se propondrá también la lectura conjunta (y más o menos simultánea) de obras que, por su volumen, o por otras cuestiones burocráticas, no tienen cabida en este a modo de moderno palimpsesto.

Digamos, un poner, que el bitacoriano Martínez_Saldaña propone leer Historia Regum Britanniae de Godofredo de Monmouth, y abordan tamaña empresa sólo unos pocos contertulios. Serán siempre bienvenidas entradas con fragmentos de la obra que sean de interés para ellos, y por ende para los demás. Tanto mejor cuanto éstas animen al resto a unirse a la lectura propuesta.

Todas las entradas podrán ser comentadas, tanto por bloggers como por visitantes anónimos de la página.

Si has recibido este mensaje en tu correo electrónico, enhorabuena: eres miembro de iure de Las Playas de Siberia y podrás publicar entradas además de comentarlas.

Recuerda, deberán ser textos de otros autores (si quieres, con una presentación o comentario inicial o final), pero no los tuyos propios. Para hacer comentarios u observaciones más extensas, creemos más apropiado utilizar la herramienta de comentarios al efecto.

La única contingencia real es la siguiente: para publicar debes tener tu propio blog en Blogger. Una vez lo hayas abierto, introduce en blogger.com tu nombre de usuario y tu contraseña y podrás acceder para publicar.

Sólo pedimos un poco de orden (si un día hay ya dos o tres entradas, por ejemplo, no meter otra más; no meter cinco entradas seguidas aunque uno esté viendo las estrellas leyendo a Paulo Coelho, etc, y así, vamos, un mínimo de templanza).

Y, bueno, en principio, no habrá muchos administradores. Para los que lo sean (algún día), favor de no toquetear demasiado la configuración de la página, ni ponerle al blog en la entradilla una caricatura de Umberto Eco, ni de fondo de pantalla un fotograma de Los extremeños se tocan, por muy buena que os parezcan la peli y Andrés Pajares.

Un saludo afectuoso a todos/as,

Las Playas de Siberia