12 marzo 2008

Cuando la casa está terminada

- Es un desierto en el que se pierde hasta el guía y donde el amigo no piensa en su amigo. Pero yo prefiero reventar aquí que en una cama. ¡Eh!, ¿me oyes?
- Sí.
- Una vez, andando por la frontera, debajo de Witney, me paré en una iglesia holandesa. No te rías, necesitaba confesarme, sí, sentí esa necesidad. Entré en la capilla. Estaba vacía. El confesionario, vacío. Imposible saber dónde estaba el padre. Al final lo encontré en una especie de habitación pequeña, agonizando. No podía pedirle que me confesara, el viejo estaba a las puertas del paraíso. Intentaba decirme algo. Abría y cerraba la boca, así, como un pez. Después se murió.
- ¿Sí?
- Entonces lo enterré en el cementerio. Después me confesé solo, en el confesionario vacío.
- ¿Sí?
- Creo que deseaba pedir consejo, deseaba que alguien me dijera: "Deja de correr por las praderas, búscate una tierra, instálate allí y construye tu casa".
-¿Sí?
- No. Creo que esa iglesia, el confesionario vacío y el padre que la espichó entre mis dedos eran un aviso. Lo he dicho siempre y, créeme, es verdad, cuando la casa está terminada, entra la muerte.

Charlie Galibert, Sistac
[Traducción de Rebeca Le Rumeur]

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, la fortaleza de los desiertos. No se encuentra ni soledad. Ni compañía.

...boqueando inútilmente y con los ojos muy abiertos.

kika... dijo...

Yo soy del desierto...

... y Rebeca, enhorabuena por la traducción!

besos a todos
K

Miguel Marqués dijo...

Yo también ;)

Aunque los verdaderos desiertos están más abajo (y más arriba).

Besillo de paisano, jeje.

kika... dijo...

Es verdad. Pero algo tiene nuestro rincón de arena y piedras. Supongo que aparte de sed, una cierta carrasperilla provocada por caminos polvorientos y cortijillos abandonados...

:)

más besos desérticos y de paisana, claro...
K

Anónimo dijo...

Siempre me he sentido caracol: la casa a cuestas, construyéndose en espiral.

Miguel Marqués dijo...

[Bien, comentario al margen: supongo que habéis reparado en la traducción. Ésta es la ópera prima como traductora de Rebeca. Se publicó en 451, en una edición estupenda. Yo habría puesto más fragmentos (la novela se construye en fogonazos así, lo cual parece que gusta últimamente), pero prefiero dejaros con la intriga. Western, soledad, naturaleza y fantasmas personales.]

NáN dijo...

El libro es atractivo (lo tengo y ya le he echado un vistazo). Cabe formar parte de ese desierto.

La traducción es limpia y transparente. Con esto quiero decir que estoy a favor de las traduccciones que "transparentan" el estilo original, siempre que suenen a español. Estoy en contra de las traducciones que recuerdan al traductor.

Lara dijo...

La traducción es fantástica y el libro es fantástico y Rebeca es FAN-TÁS-TI-CA! Así que esta entrada lo tiene todo.

Miguel Marqués dijo...

Recuerdo cuánto me costó librarme de la voz de Rebeca leyendo este libro. No hacía más que imaginármela traduciendo en su habitación, manchando de rizos rojos el papel y la pantalla, inclinándose voraz, luchando contra el texto, a favor del texto.

El momento mágico es, paradójicamente, cuando te olvidas de ella y la voz fluye sola, rodando cuesta abajo sin ruedines.

Anónimo dijo...

Si los expertos en traducciones que encima habéis leído el libro decís que es fantástica yo me lo creo y doy también mi enhorabuena a Rebeca (que sea el primero de muchos).

El fragmento me gusta y me gusta más porque me ha recordado a una canción que se llama "nos invaden los rusos" y dice "la casa está vacía" y al leer el último párrafo me ha venido a la cabeza esa subida final que tiene...
La canción es, claro, de quique gonzález y yo estoy enferma.

Anónimo dijo...

Hola! Me recomendó henar este blog hace 200 años y por fin aparezco por aquí. Muy chulo y muy interesante.

En fin, que te dejo la direccion de mi blog por si te quieres pasar un rato

saludos

Miguel Marqués dijo...

Esto es de octubre pasado: http://elrumordesuspulgares.blogspot.com/2007/10/sistac.html