ELLA FITZGERALD EN EL CIELO
Le rezaba a Dios,
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos, Mi Señor, mira cuánto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
Pero el misericordioso Dios dijo No.
Simplemente puso la mano en su corazón,
le miró la garganta, le acarició la cabeza.
Y cuando todo haya pasado -añadió-,
me llenarás de júbilo viniendo a mí,
mi alegría negra, mi tonel cantarín.
Aquí, Wislawa Szymborska, Bartleby Editores, 2009. Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano
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6 comentarios:
Szymborska siempre vuelve (qué bonito título para un poema o un relato, ¿verdad?). Este poema es del mismo libro que el anterior que se puso, pero aquí muestra esa ternura que le explota; y que tanto me gusta.
Desde luego, es un buen título. (Y la tuya, una buena repetición.) ;-P
Feliz año, querido Nano (y siberianos todos).
PS: Éste es uno de esos poemas que se debaten entre lo poético y lo narrativo... Me encanta ese nadar entre dos aguas.
Dios cruel ese que la obliga a ser gorda y negra en un mundo poco amable con los gordos y los negros.
Creo que no, lo que dice ese Dios es que cantar así es una maravilla que está por encima de lo otro. Es más, que todo lo bueno está por encima de esas tonterías. Y que los tontos sigan haciendo el tonto.
Me corrijo a mí miso, peciso algo más. Una feliz chiquilla blanca jamás podría haber sido Ella Fitzgerald. Eso es lo que Dios-Wilowa, dice.
Parece un villancico, un patito feo de final verdaderamente feliz.
Feliz año a todos, ahora que tenemos siberia en el jardín!
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