04 enero 2008

Crucé el pasillo. Pensaba: ¿Y si encontrase mi libro ahí, en su mesa de trabajo? Entonces, de pronto, me di cuenta de lo extraño de la situación: yo con su chaqueta, mi libro en su mesa. Él con mis ojos, yo con sus zapatillas.

Lo único que quería era una prueba de que él lo había leído.

Me senté en su silla, ante la máquina de escribir. La casa estaba fría. Me ceñí su chaqueta. Me pareció oír una risa, pero me dije que era sólo el bote que crujía con la tormenta. Me pareció oír pasos en el tejado, pero me dije que era sólo algún animal en busca de comida. Hice oscilar el cuerpo, como hacía mi padre cuando rezaba. Mi padre me dijo una vez: "Cuando un judío reza hace a Dios una pregunta que nunca se acaba".

Caía la tarde. Caía la lluvia.

No pregunté a mi padre: ¿qué pregunta?

Y ahora ya es tarde. Porque te perdí, tateh. Un día de primavera de 1939, un día de lluvia que dejó paso a un claro en las nubes, te perdí. Habías salido a recoger especímenes para una teoría que estabas urdiendo acerca de la lluvia, el instinto y las mariposas. Y entonces te fuiste. Te encontramos tumbado bajo un árbol, con la cara salpicada de barro. Comprendimos que ya eras libre, libre del pesar de unos resultados decepcionantes. Y te enterramos en el cementerio en que estaba enterrado tu padre, y su padre, a la sombra de un castaño. Tres años después perdí a mameth. La última vez que la vi llevaba un delantal amarillo. Metía cosas en una maleta, la casa estaba revuelta. Me dijo que fuese al bosque. Me dio un paquete de comida y me dijo que me pusiera el abrigo, a pesar de que estábamos en julio. "Vete", me dijo. Yo ya era muy mayor para obedecer sin rechistar, pero obedecí como un niño. Me dijo que ella iría al día siguiente. Quedamos en encontrarnos en un lugar del bosque que conocíamos los dos. El nogal gigante que tanto le gustaba a tateh, porque decía que tenía cualidades humanas. Me fui sin despedirme. Quería creer que así era más fácil. Estuve esperándola. Pero. Ella no vino. Desde entonces he vivido con el remordimiento de haber comprendido, cuando ya era tarde, que ella pensaba que sería una carga para mí. Perdí a Fritzy. Estaba estudiando el Vilna, tateh... alguien que conocía a alguien que conocía a alguien me dijo que lo habían visto por última vez en un tren. Perdí a Sari y Hanna por los perros. Perdí a Herschel por la lluvia. Perdí a Josef por una grieta del tiempo. Perdí el sonido de la risa. Perdí unos zapatos que me quité para dormir, los zapatos que me había dado Herschel habían desaparecido cuando desperté, anduve descalzo varios días hasta que me rendí y robé los zapatos a otro. Perdí a la única mujer a la que quise amar en mi vida. Perdí años. Perdí libros. Perdí la casa en que nací. Y perdí a Isaac. Así pues, ¿quién me asegura que, por el camino, sin darme cuenta, no he perdido también la razón?



La historia del amor (2.005), de Nicole Krauss (EEUU, 1.974)

40 comentarios:

david dijo...

Me ha regalado este libro por mi cumpleaños una vieja amiga mía que, en tiempos, fue quien se asignó a sí misma la tarea de culturizarme y empezó a recetarme libros y más libros. "No te espantes por el título", me dijo, y yo claro, me espanté, no la iba a dejar con la decepción de no ser un cabestro. Y luego me lo he leído en dos patadas, y en fin, no soy objetivo, lo terminé hace menos de 20 horas, pero al terminarlo se me saltaron las lágrimas.

Supongo que eso, viniendo de un malote de feria como yo, ya es suficiente comentario al respecto.

Pero por si acaso, las lágrimas eran de pura admiración. Inmenso el libro, inmensos los personajes, inmensa la escritura, inmenso el final.

El año que viene Alfonso Cuarón hace la peli. Que no os pille con los deberes por hacer, ni cuando a todo el mundo le de la manía de comprarse el libro porque se han comprado un dvd en el top manta.

NáN dijo...

Lo mejor de las viejas amigas es cuando se acaban convirtiendo en amigas viejas, llenas de ternura y sabiduría, de mirada descomunal. Y por supuesto todo el tránsito que cambia poco a poco el sitio del adjetivo.

(prepárate, David, que estoy afilando el cuchillo de monte contra esta escritora perteneciente a la rama "judío llorica", a la que tan poco quiero y que tan poco me quiere).

Virginia Barbancho dijo...

A mí la parte llorica, ya sea judía o no, no suele gustarme mucho, pero, he de decir que este texto me ha conmovido. Ahora ya no sé si en realidad hace falta más valor para quejarse de lo que has perdido que para ocultarlo. En fin, sea como sea, gracias, David!

Lara dijo...

Había leído en tu blog algo de esto, pero no las palabras que había dentro, y tenía curiosidad, a pesar de lo horrible del título (¿problema de traducción al castellano, o ya era un problema en el original?).

No tengo nada en contra de los judíos lloricas, y por ahora, no tengo nada en contra de este libro, porque el trozo aquí publicado me conmueve, también, y me dan ganas de leer más (lo que menos me ha gustado es la última palabra del último párrafo).

Por lo que puede verse, te has leído este libro en un momento en el que parece que amas a la vida con exageración, y las lecciones que uno toma en estos momentos, incluidas las lecciones literarias, suelen ser enormes y bellísimas. Así que espero que no me pille la película, porque lo que me interesa por ahora es el libro.

¡Gracias, y un besooo!

AROAMD dijo...

A la sombra de un castaño, la gente urdiendo teorías sobre las mariposas, un libro en una mesa, no preguntar a un padre y tantas formas de pérdida. 'Todos nos parecemos demasiado'.
¿Hay una serie de judíos lloricas distintos del resto de lloricas del mundo?

david dijo...

Nán, totalmente de acuerdo. No tengo tu perspectiva como para mirar atrás con esa experiencia, pero desde aquí se siente que con gente así va a dar gusto envejecer.

Y me preparo, me preparo. Pero yo no la veo judío-llorica. Afilaré mi torno fresador para defender el honor, el optimismo y la escritura de Alma Singer, en cualquier caso, ja ja.

Virginia, un placer, como siempre.

Lara, no: el original se llama The History of Love, ja ja. Pa matarla.

Y ¡ya estamos, la Razón, la Razón! Qué manía le tenéis los poetas a la razón, endevé.

Y a la vida yo la he amado siempre mucho. Lo que pasa es que la muy perra no siempre le corresponde a uno. Pero no me quejo, no me quejo. Y tomo nota, tomo nota.

Aroa, ya ves, lo de los castaños tiene recomendaciones transoceánicas y todo.

Y todos iguales, y todos de colores. Tra la la (qué ganas, de pronto, de escuchar a A Silver Mt. Zion & The Tra La La Band, hmmm).

Y los lloricas forman parte de una única clase de equivalencia. Como nosotros los matones de palo, diría, pero últimamente se me está dando fatal ir de matón por la vida. Si es queee...

silvana melo dijo...

El texto es espectacular. David, llegué aquí a través de Aroa. Y pienso volver. Una inquietud: a qué llaman ustedes judíos lloricas? les quieren decir quejosos, llorones? Ay, disculpas, pero sentí un pequeño tufillo antisemita. Un abrazo

NáN dijo...

Mi muy poco estimada Silvana: entras a formar parte de la larguísima lista de comisarios político-religiosos que por expresarme con libertad y tener mis opiniones ante algunas (muy pocas, dada mi escasa capacidad humana) de las situaciones terribles que se dan en este mundo, me acusan de crímenes de lesa humanidad: antisemita en este caso.

Ha bastado que use un adjetivo unido a un grupo en conflicto político, “judíos lloricas”, para que se me ponga el sello de “tufillo antisemita”. Ante eso, puedo decirte que, como protagonista o como víctima mediática, veo en ti “hedor al lobby judío”. Y hoy en día, te recuerdo, quien está tratando a otro pueblo como lo nazis trataron a los judíos, en las fases previas a la “espantosa solución final”, es el Estado Hebreo (el que recibió de la ONU algo menos del 40% del territorio y ocupa ya casi el 90%). Quizá quieras esconder los “daños colaterales” (solamente los niños palestinos asesinados en estos años supera con mucho al de judíos de todas las edades asesinados: te aseguro que lamento tanto unas muertes como otras, pero mucho más las de los niños) tras la etiqueta de “terrorismo”. Pues bien, no olvides que los grupos hebreos Stern e Irgún inventaron (encontrando rápidamente seguidores en el bando contrario) el terrorismo de masas, saco esto de Wikipedia pero está en todas las historias:

«El 16 de julio de 1938 uno de los activistas del Irgún colocó dos cántaros de leche cargados de explosivos en medio del mercado árabe de verduras de Haifa, lo cual causó minutos más tarde una masacre cuyo balance fue de 21 muertos y 52 heridos. Nueve días después repitieron el atentado en el mismo lugar, causando la muerte a 39 personas. Al día siguiente, otras 24 personas murieron en el mercado árabe de Yafo. Y dos días antes, otras ocho, con una mina eléctrica en el mercado árabe de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Dice el historiador Benny Morris, de la Universidad Ben-Gurión del Neguev, que aquella siniestra novedad halló pronto imitadores árabes. “Se convirtió en un clásico. En el futuro, mercados, estaciones de autobuses, cines y otros edificios públicos de Palestina serían objetivos de rutina, dándole un toque brutal al conflicto”, escribe Morris».


Pero volvamos a lo nuestro: para un blog de literatura como este, que también es mío, te falta control del lenguaje. Decir “judíos lloricas” no es decir que los judíos lo sean, sino que algunos lo son. Y abomino de ellos: literariamente, porque ya me “aburren”; políticamente, porque son la coartada para justificar ese otro holocausto que se está gestando. No voy a justificar que no soy antisemita (por cierto, término válido cuando el enfrentamiento, horrible siempre para mis amigos judíos, se daba entre judíos y “gentiles; pero inválido cuando se da, como hoy, entre judíos y palestinos, que también son semitas) con una larga perorata que incluya todos mis amigos judíos y la larga lista de pensadores y creadores judíos que me apasionan. Un solo ejemplo de “judío no llorica”: mi amado Philip Roth.

Estoy acostumbrado al ataque al ejercicio de la libertad de los seguidores de las tres regiones abrahamánicas: los judíos del lobby, los roucovarelianos del catolicismo y los talibán. Acostumbrado y harto. Tres religiones espléndidas hasta qye les dio por imponer su visión sobre los que no las comparten. Pero en “mi” blog de literatura, no, Silvana. Por favor.

Ah, y los “escritores judíos lloricas”, me aburren: esos lloros no conducen nunca al replanteamiento por parte del lector de la debilidad y la soledad del ser humano (de ¡todos los seres humanos!), sino a causar pena para justificar lo injustificable. Y entonces, "aburrirme" es un término demasiado blando.

david dijo...

Nán, en mi humilde opinión en este, "tu" blog de literatura, sobra como el 80% de la respuesta anterior. Por Dios, que Silvana sólo preguntaba, que no te ha llamado nazi, leñe. ¿Muy poco estimada? ¿Conoces a Silvana? ¿Por una confusión, producto de una preocupación que puede ser paranoica aunque de igual, ya se sataniza a alguien como comisario político?

No sé. ¿Qué crees que puede pensar alguien que llega aquí buscando pasar un buen rato leyendo trozos de lo que vamos leyendo los demás y a la primera vez que responde, insisto, con dos preguntas y con un impresión que, si está equivocada, puede responderse con una sola frase sin dientes ni sangre? ¿Qué busca este blog? ¿Espantar al público? ¿Asustar a quien quiera decir algo, por el miedo a qué se le va a responder? ¿Qué clase de integrismo fomentas respondiendo así?

Y de nuevo en mi humilde opinión deberías leer a esta mujer y a su maridito, Jonathan Safran Foer (Todo está iluminado), porque de lloricas yo no les veo nada.

NáN dijo...

Querido David: no pienso permitir que digan que tengo "tufillo antisemita" porque me oponga al Estado Hebreo en su situación actual. Los talibán del islamismo, del judaísmo y del catolicismo no van a atacarme sin encontrar respuesta. Y como le dije a ella, no voy a "defender" que no soy antisemita alegando las razones de que no lo sea, porque no entro al trapo de defenderme de aquello de lo que no he dado prueba alguna. Soy absolutamente libre para oponerme al actual Estado Hebreo y toda confusión de esa oposición con el antisemitismo es una falacia que no me obliga a mí a explicarme.

Lamento que te parezca mal que me defienda de ese injustificado ataque acusando de "intolerante" a la persona que ha introducido las acusaciones en este blog.

Con respecto al texto, no sé cómo será el resto, pero eso es lo que me parece por ese extracto que he leído. Tampoco tenemos por qué estar de acuerdo en todo y siempre, ¿no? Estaría bien leerlo, seguro que sí, pero tengo una larguísima lista de urgentes (que ha crecido en 8.000 páginas en esta fiesta de Reyes) que no creo que deba aumentar con algo no me apasione en principio. Solamente he juzado ese extracto. Ya veremos con el tiempo si, porque es tu deseo y me gusta complacer a los amigos, voy más allá. Pero no es ese el problema.

Quizá una excusa de Silvana, que sé que no estoy facilitando, pueda hacer cambiar mi opinión sobre ella.

NáN dijo...

Por cierto, los pronombres son muy "jodidos": digo "mi" blog esperando que todos los que, como tú, escriben en él digan "mi". ¿Me dejas cambiarlo por un "nuestro"?

AROAMD dijo...

y yo, lo que no sé, es por qué no se puede leer, sin condición, sin arremangarse, línea tras línea el bello texto (opinión subjetivísima esta) sin disparos, ni balas, ni trincheras, ni niños que mueren. Si yo fuera judía, y escribiera (y hablo sin tener ni idea de quien es esta mujer de La historia del Amor) me gustaría mucho que no se me clasificara dentro de nada por haber nacido en el país castigado que ahora castiga. Ni en ese ni en cualquiera. Qué maravilla sería hablar de la escritura y el escritor que esconde. Del condicionamiento del origen, de la historia sobre nosotros a la hora de la fascinación por la idea, la forma, las entrañas de una narración. De si es válido como arte el escritor nazi que escribe una poesía de amor conmovedora o el talibán que pinta la preciosa noche desértica. Es válido? (ni idea, yo me lo pregunto y sin respuesta)
Sin nombres de nadie, sin ofensas.
Silvana y yo nos visitamos, nos leemos. Creo que hay un juicio equivocado, tal vez por parte de ambos. Y yo, sobre todo, espero que regrese, lo espero mucho.
Pues un abrazo, muchachos. Cierro. Me voy a trabajar. A ver que han traído los Reyes al mundo. Tal vez... paz en oriente?

NáN dijo...

No creo que hayan traído esa paz: no la puede haber sin la restitución. Y no hacen más que seguir metiendo colonias ilegales en los poquitos trozos que les han dejado.

¿Pero por qué os preocupa que nos demos unas cuantas leches de vez en cuando? ¿Tenemos que estar siempre queriéndonos?

Afirmo mi predisposición a echarme a la yugular de quien sea si vienen llamándome, con muy poca inocencia y ningún fundamento, antisemita.

Pero muchachos, no se preocupen: estos son ejercicios gimnásticos. La sangre inocente se derrama en otra parte. En la carátula de mi blog tengo, como un blasón, lo que me llamó Reb una vez: "perro, nán, perro". Estas son las cosas que justifican que, cuando soy buena persona y os quiero, soy buena persona y os quiero.

Y esa señorita puede volver cuando quiera. ¡Faltaría más!

david dijo...

Pero Nán, qué tendrá que ver el estado de Israel con que una chica se espante por leerte hablar de judíos lloricas en relación a un trozo de un libro del que estás presuponiendo, equivocado, que alude al holocausto.

Exiges de ella una disculpa por decir "tufillo antisemita" y mientras, alégremente, hablas de "talibán(es) del islamismo, del judaísmo y del catolicismo".

Y efectivamente los pronombres son jodidos, y si le dices "mi" blog a la tal Silvana, lo que yo entiendo es una forma de decir que ella es extraña y no pertenece a este lugar. Es lo que yo entiendo, insisto, no sé si lo que tú querrás dar a entender o no, imagino que no, pero no sé ni viene al caso, vaya forma tonta de enredarme con el final de este párrafo, a ver si un punto y aparte.

Yo no sé nada de Silvana, salvo que ha venido aquí diciendo que qué bonitos los textos, que es amiga de Aroa y preguntando dos cosas aludiendo al tufillo antisemita que, en rigor, veo justificado, porque la expresión, tal cuál, se la he escuchado mil veces a la gente de extrema derecha de mi pueblo (y, cosa curiosísima, elaborada de forma políticamente correcta también se la he escuchado a la gente de extrema izquierda). Silvana es una invitada, y yo creo que los invitados, en vez de rapapolvos y exigencias de disculpas, merecen antetodo simpatía y respeto. Y ya cuando nos conozcamos si queremos un día nos ponemos a hablar de lo majos que son o dejan de ser los judíos.

NáN dijo...

No te entiendo, David. Entra alguien e irrespetuosamente llama antisemita a uno de los contertulios.

Como nadie salió en mi defensa, quizá basándose en esa bonita teoría tan políticamente correcta del "tratemos bien al de fuera, aunque dejemos como amigo de los nazis al de dentro", o hice yo, con más fuerza, claro. Y ya dije que lo haré contra quien diga algo tan falso.

Ahora, ya, tú mismo hablas de los de extrema derecha de tu pueblo Y añades:
«(y, cosa curiosísima, elaborada de forma políticamente correcta también se la he escuchado a la gente de extrema izquierda).»

Fantástico: ¿ya soy sospechoso de amigo de los nazis también por tu parte?

La insidia de lo correcto se cva filtrando. ¿De verdad quieres decir lo que has dicho, que ves justificado lo del "tufillo antisemita"? Porque entonces sí tenemos un problema. Tú y yo.

Te lo voy a preguntar por última vez: ¿crees que estar de parte de los palestinos ocupados convierte a alguien en antisemita de la extrema de derecha y de diabólicos seres de la extrema izquierda?

Si has querido segerir eso, deja de sugerirlo y dilo, para que empecemos tú y yo. Y nos olvidamos de la falta de respeto y de conocimientos de quien entró insultando.

O si alguien sugiere que no puedo o debo expresarme con libertad en cosas tan serias, también es el momento de decirlo.

david dijo...

Nán.

Cometes el mismo error que Silvana.

Ella, con una duda y un error, detecto ese "tufillo antisemita", y tú, con eso, detectas que te están llamando nazi.

Y no sé. Yo desde aquí no veo ni lo uno ni lo otro, y no me voy a dar de bofetadas dialécticas contigo por algo que veo un cruce de malentendidos.

Pero vamos, que por tranquilizarte, te voy a llamar todo lo que tenía que llamarte hasta antes de todo esto y a continuación voy a actualizar la lista.

Todo lo que te puedo llamar: -Compañero.
-Escritor.
-Majo.
-Ayatolá de la lectura lenta.
-Y buen tipo.

La actualización:
-¡Suspicaz!

Y no hay más.

Caso de verlo, rétame a duelo y elige sitio que yo me pido elegir arma (pistolas de agua. Cargadas de agua, ojo, nada de tequila ni demás).

NáN dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
NáN dijo...

He eliminado el comentario anterior porque contenía una burrada. Eliminada esta, queda así:

Mira, David, malentendidos, los justos y sin salir de casa. Aquí ha entrado alguien y se ha cagado en mi puta madre... Bueno, no, algo peor: me ha llamado antisemita. Y esas cosas no se me hacen y queda todo zanjado y buen rollito que es Navidad. Lo menos que podía hacer es desenmascarar a ese alguien como ignorante o como malintencionada. Prefiero ni saber cuál es la opción. Deseo incluso equivocarme.

Pero con respecto a ti, cuestión zanjada. (Elijo La Buena y bourbon).

Lara dijo...

Vuelvo de las vacaciones, donde he estado vigilando la blogosfera, aunque de forma perezosa, y me encuentro esto, que no estaba la última vez que lo vi.

Una lucha a mano armada de las que hace mucho tiempo que no veía por aquí.

(Porque para los que antes no estaban, tengo que decir que hubo tiempos de guerra en esta página.)

Como todas las luchas, las miro con los ojos como platos. Entienda lo que entienda, no puedo evitar sentir estupor cuando veo cómo se hinchan las venas.

Esta tarde quise decir algo y no lo dije, porque quería decir algo, pero no me salían las palabras de verdad. Ahora entro de nuevo y hay más palabras, y una aparente reconciliación, que me hará dormir más tranquila.

Cosas sueltas:

-A veces he dudado, y dudo, si cuando Nán parece cabrado no está tan cabreado como parece y simplemente está un poco cabreado y de paso dándole "vida" a las conversaciones (aquí hay gustos, los hay, entre ellos él, que gustan de las discusiones, muy respetable, por cierto).

-Pero esta vez lo he visto tan cabreado en algunos momentos que me han dolido un poco los ojos al leer, porque yo hay ciertas violencias que no tolero del todo en la retina.

-Después de leer todo esto, está claro que Nán se ha sentido ofendido de verdad, muy muy ofendido. Y a veces uno no entiende por qué otro se siente ofendido, y sin embargo el otro lo está y punto.

-Pero: como he visto que esto se ha convertido en una conversación de a dos, y Nán en algún momento ha hecho referencia a que nadie ha salido a defenderlo, quería dar mi parecer. Será que tengo sangre de horchata para algunas cosas, pero a mí no me había parecido un insulto de la categoría suficiente como para cabrearse tanto. Yo lo leí sin saber lo que venía después y no le di importancia. No le di "esa" importancia. Quizá me equivoque, pero dudo mucho que la persona en cuestión, a la que no conozco de nada, haya escrito esa frase con ToDo ese sentido, y quizá me equivoque. Más bien yo me imaginé que después de tanto judío parriba y judío pabajo, la chica hizo un comentario al respecto, un comentario desafortunado por lo que se ha visto, pero un comentario, seguramente, sin más. Porque si en vez de judío hubiera habido, digo yo, gitano parriba y gitano pabajo, alguien hubiera tachado a alguien de racista y me da a mí en la nariz que no se hubiera armado este revuelo porque en realidad, en un uso superficial del lenguaje, son palabras que van bastante unidas. Cuando leí "la frase", yo tiré los tiros por ese lado, y no, por supuesto, por estar llamando nazi a nadie, porque una cosa es un comentario antisemita (mínimamente, levemente, sin importancia alguna, un comentario que puede enlazar una palabra con otra) y otra cosa muy distinta es ser un nazi. No sé, no sé si me estoy explicando o si se me está entendiendo.

Amigo Nán, voy conociéndote y creo entenderte, pero tengo que decirte que yo hubiera pasado de largo el comentario, ya que no vi alusiones a Palestina ni al Holocausto.

Quizá mi percepción esté abotargada después de tanto tiempo de ausencia, pero eso es lo que veo ahora mismo. Y por eso he entendido que tanto unos como otros se hayan extrañado de referencias a los pronombres posesivos y a cierta palabra violenta y cabreada.

Tú sabes que yo siempre prefiero la paz, aunque las venas de mi cuello sean capaces de hincharse con vehemencia.

Tu forma de guerrear la conozco, pero tengo que decir que las salidas de David me han regalado un par de sonrisas (pistolas de agua -o de bourbon, sí-).

Claro que podemos darnos un par de hostias de vez en cuando, claro que no hace falta que nos queramos todo el rato, o al menos que nos empalagosemos todo el rato. Pero no puedo evitar que cierta violencia me resulte desagradable, a veces demasiado.

Un abrazo muy fuerte a todos, brindaremos por todo esto el miércoles, si a ustedes les parece bien.

NáN dijo...

Me parece de rechupete, lo de brindar y todo eso.

No voy a contestar nada (salvo que efectivamente estaba muy pero que muy cabreado) porque podrían abrirse resquicios a la trifulca, que doy felizmente por terminada (sin que me arrepienta de que se haya producido).

Bienvenida

Anónimo dijo...

Vale, acabo de ver toda la trifulca. Como ya habéis decidido un duelo al anochecer no diré nada, os lo digo mañana.

Y desde el empalago cursi-azucarado de empacho de roscón muchos besos para todos: pero besos de abuela, de esos cortos y abundantes como vaciar un cargador que cuando éramos pequeños nos hacían decir eso de "ay quittaaaaa" y salir corriendo.

conde-duque dijo...

Joder... Acabo de llegar y leer la pendencia (o como se diga) y, aunque no sé si está el horno para coñas, me gustaría decir "¡pelillos a la mar, amigos!" y reivindicar mi derecho inalienable, intransferible e inmarcesible (¿?) de meterme de leches con Nán y con David, un rato con uno y después con otro, o con los dos a la vez, qué coño, que así nos desahogamos más a gusto. Mañana en la cripta, a media tarde, ¿ok?
Pero sed buenos, que no tengo ni media hostia.

NáN dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
conde-duque dijo...

A ver, Nán. Diré lo que opino (y sin coñas), para que no parezca que quiero escaquearme. En cualquier caso, acabo de leer vuestra discusión, así que antes no podía intervenir (lo juro).
Lo primero es que no le veo la dimensión tan grande que ha acabado tomando la cosa. Es lo que suele pasar en estas cosas: que se hincha la bola y nadie sabe por qué.
Mi resumen es que os entiendo a los dos (Nán y David).
Sí creo que lo del "tufillo antisemita" no viene a cuento y sólo puede estar escrito con mala idea (porque si no es complicado entenderlo; es una acusación moral muy fuerte) y por eso entiendo que te cabreases, Nán, pero tampoco creo que fuera necesario devolver los golpes con tanta saña a alguien que no conocemos (y que a lo mejor sólo ha metido un pelín la pata). Y por eso entiendo la defensa de David.
Por otro lado, si nos ponemos finolis, lo de "judíos lloricas" tampoco me parece muy afortunado, la verdad. Si alguien lo quiere malinterpretar, lo tiene fácil.
En conclusión: yo lo que creo es que estas cosas se resuelven mejor cara a cara y con unas cañas que con mensajitos por internet.

Lara dijo...

Pero ¡Nán!

AROAMD dijo...

(...)
jo!
y ya
vuelvo a la trincherita de este sofá de mi casa

os mando un beso a todos
por si así algo deja de escocer de una vez!

conde-duque dijo...

Buenas noches. Me voy a dormir, y mi relato no arranca. Mañana será otro día.
Recojo el beso de Aroa y me lo planto en la frente, para tener buenos sueños.
ZZZZZZZZZ....

yusef dijo...

Ah, pues yo pasaba por aquí y me parece que esta polémica vale mucho la pena, lástima que llegue tan tarde. Y como me parece que en la vida hay que posicionarse, me vengo del lado de Nán. Yo también estoy bastante cansado de los judíos lloricas (lo pongo sin comillas muy a propósito), y de quienes los defienden acusando de antisemitismo a aquellos que denuncian lo evidente: que hay una industria del Holocausto con mucha pasta dedicada a mantener la llama viva; una llama que, dicho sea de paso, sirve para calcinar a los palestinos con la connivencia de la comunidad internacional. Y que quede claro que, igual que hablo de política, estoy hablando (que a eso se viene aquí) de literatura: no estoy de acuerdo con Aroa en que se pueda leer sin tener en cuenta desde dónde escribe el que escribe; y, David, me temo que Safran Foer sí es un poco judío llorica: ¿qué es lo que te parece, que no es judío, o que no es llorica?

AROAMD dijo...

que aroa estaba preguntando... o no porque no quiero releerme, pero tiene la duda la mujer...
y sí, lástima que hayas llegado tarde a la polémica (en la que perjureme no volver a entrar) porque nadie me contestó nada de eso y me interesaba. Pero más vale tarde.
A mí la duda me surgió en Granada, bronqueádome con la que enseña la casa de Lorca. Porque las ideología dio argumentos para ese asesinato, por ejemplo. Y, pssssues, la literatura no mata a nadie, ¿no?. Hace daño, y duele, pero matar, disparar, llevar a un camino y pegar un tiro a bocajarro y dejarte ahí temblando... no. ¿La belleza la puede encontrar cualquiera? No hablo de apologías viles, ni de libros que expresan favor a los genocidios. Hablo de ideas, de ciertas formas de ver. Y luego están, las ficciones.
Pero bueno, yo pregunto, porque dudo de todo y sufro de una adolescencia literaria tardía, creo, ahí donde me nacen las cuestiones.

NáN dijo...

Aroa, voy a hacer el esfuerzo de poner entre paréntesis el insulto, obviarlo y darte una respuesta que para mí es fácil. Será mi última intervención en los comentarios sobre este texto.

A pesar de que ese lamento de la pérdida es utilizado, lo hemos visto en muchos telediarios, para justificar que ahora se tiene derecho a hacer lo mismo a otros; a pesar de que es utilizado para llamar a alguien lo que no es porque se opone a lo que no debe ser: creo que tienen derecho a lamentarse así. También los artistas de la lucha republicana contra el levantamiento fascista y de la dura oposición al franquismo tuvieron derecho a usar la literatura como arma.
No lo niego, pero me aburren, los unos y los otros. A pesar de mi demostrada (antes los que me conocen) oposición a esa dictadura. De aquella poesía, me encantan poemas redondos de la lucha, como algunos de Blas de Otero o de Celaya; pero no soporto, por poner un ejemplo, nada de Alberti fuera de sus primeros libros. Admiro terriblemente a Ezra Pound y dediqué una mañana de mi último viaje a Venecia para llevar unas flores a su tumba, a pesar de que políticamente trabajó para el fascismo mussoliniano; me gusta mucho Celine; considero "La casa encendida" del falangista Luis Rosales como una de las cumbres de la poesía española (de hecho lo defendí siempre y negué con vehemencia que hubiera estado implicado en el arresto y asesinato, que no ejecución, de Lorca: ahora ya se sabe que no tuvo nada que ver, pero el pobre poeta arrastró eso toda su vida).

Pero lo que me aburre, porque ya lo he leído mucho (y no me extraña que sea mucho porque es jaleado para hacer un uso interesado), o porque se ve demasiado lo que hay bajo el disfraz, me aburre.

Pensaba que, aun a riesgo de politizar la parte de "llorica" de mi frase, sobre todo se abriría un debate sobre la literatura con adjetivos, en el que pensaba aportar las ideas del crítico literario al que más admiro, Harold Bloom (vaya, otro judío, no debo ser tan fiero como me pintan) sobre la literatura-literatura y la literatura con adjetivos. Y pensaba entrar en las constantes contradicciones que tengo a ese respecto: porque acepto la teoría pero presento numerosas contradicciones en la práctica.

Pensaba todo eso, pero ya no es posible: entre otras cosas porque he perdido el deseo de hacerlo.

Con respecto a tu pregunta real, creo que puedes admirar cualquier texto con independencia de su origen. Pero lo que no es bueno es "desconocer" ese origen: así, conociendo de dónde viene y las razones "añadidas", te dejarás instrumentalizar o no según tus deseos, no según los planes de otros.

Y si algo que te gustó llega a aburrirte, dilo. Aunque sea políticamente incorrecto. Y si te atacan brutalmente, defiéndete con uñas y dientes. Sin temor.

yusef dijo...

Me parece, Aroa, que parte de tu pregunta se contesta con ese último párrafo del post sobre Santiago Alba Rico: tomarse en serio la ficción.

david dijo...

Cuatro cosas, cuatro.

Primera, por alusiones: Evidentemente, me parece que Jonathan Safran Foer no es llorica. Que es judío es una verdad irrefutable.

Por curiosidad, ¿qué has leído de la feliz pareja llorona?

Segunda, por responder: Yo no creo que haga falta conocer la ideología o las creencias de un artista para apreciar su obra. Conozco las de algunos autores y puedo estar o no de acuerdo y ninguna de esas dos opciones tiene relación con que disfrute de su obra, y no conozco la de muchos y eso no me impide pasármelo como un enano con su arte.

Por tranquilizar a Nán diré que aunque disfruté como un perro panza arriba de La historia del amor aún no me ha dado por cagarme en los palestinos ni aplaudir a los pistoleros de nadie.

Tercera, leo con pasmo que aquí hay mucha gente asumiendo que Nán y yo hemos tenido algún tipo de enfrentamiento. Incluso me parece entender al mismo Nán dándolo a entender. Yo parpadeo sorprendido, simplemente he dado mi opinión sobre palabras ajenas. Ni he atacado a nadie, ni me he sentido atacado por nadie, ni he pensado en nignún momento que la historia fuese conmigo. ¡Ya me jodería haber participado en un duelo de pistoleros y no haber comparecido por estar tomándome un whiskito mientras, fuera, alguien disparaba al vacío! A no ser, claro, quee...

Cuarta: Leo también que hay comentarios borrados. No sé qué decían ni sé quién los ha borrado y no voy a asumir nada. Sólo diré que me alegro de no saber quién las ha borrado aún más que de no saber qué decían. E intentaré no pensar que igual la gente que sí escuchó disparos fue la gente que pudo leerlas.

Y de propina, quinta: Señores, la literatura es un arte, se supone, y para apreciar el arte hace falta gusto, y gustos hay tantos como personas. Y unos buscan unas cosas de los libros, y otros otras. Igual que hacemos con la música y con el cine y con todo lo demás, donde nadie pretende que su gusto sea universal. No cometamos esa estupidez, entonces, con la literatura. A mí, francamente, me importa un pimiento tomarme la molestia de copiar algo aquí para que nadie venga y se refiera a ello en un tono burlón, o despectivo, o sarcástico, o como fuese, porque a mí me gustó, y entendí que el comentario burlón, o despectivo, o sarcástico o como fuese significaba "a mí no me gusta", y a mí esas cosas siempre me hacen pensar "pues qué bien, a mí sí" y me hacen pensar que qué bonito es la amplitud del espectro del gusto humano.

Y ahí deberíamos quedarnos si no queremos entrar en el terreno de la policía mental, el adoctrinamiento y el predicamiento, con razonamientos despectivos hacia gustos ajenos y con razones que avalen nuestros gustos. No estoy de acuerdo. El arte es arte, y su belleza tiene que llegar sin que uno tenga que pasarse quince horas escuchando una explicación sobre lo bonito que es, o peor, no debería dejar de llegar aunque alguien se pase quince horas explicando lo horrible que algo que nos ha gustado a primera vista es, en realidad. Porque ese "en realidad" es absurdo fuera de cada uno de nuestros cerebritos imbéciles y egocéntricos.

yusef dijo...

Sin acritud. De Safran Foer he leído "Todo está iluminado" y "Tan fuerte, tan cerca" (quizá te sorprenda, dado que preguntas). Me parece más resultón que buen novelista, y hace uso (no muy evidente, pero uso) de la rememoración de la memoria de... Pese a todo, no diría que pertenezca al núcleo duro de los judíos lloricas, pero acaba de empezar y con sólo dos novelas se va acercando peligrosamente... De su esposa no he leído nada, por eso no la he mencionado antes.

En cuanto a tu punto dos, yo en ningún caso hablaría de conocer la ideogía del autor de un texto para abordar ese texto, sino de conocer a través del texto la ideología del texto. ¿O te parece que los textos no son ideológicos?

david dijo...

Acritud ninguna, hombre.

No me sorprende la respuesta más allá de lo que me sorprende cada respuesta, preguntaba porque no lo sabía y porque al fin y al cabo del señor Foer yo sólo llevo unas ochenta o cien páginas, y no tengo mucha base para hacer más que suposiciones...

A mí por ahora sólo me parece gracioso.

Y habrá textos ideológicos y textos no ideológicos. Lo que pasa es que al fin cada texto es una especie de test de Rochard a lo bestia, y si le quieres ver ideología se la vas a ver, claro.

yusef dijo...

Ya te digo, David, que sin acritud, y creo que contestas igualmente sin acritud, pero tengo que disentir de que haya textos no ideológicos... Yo creo (y la opinión es prestada, de Belén Gopegui) que los textos que parecen no tener una ideología lo que sustentan es la ideología hegemónica, que no nos salta a la cara con la misma fuerza que aquellos otros que sustentan otra ideología: y es a estos a los que tendemos a llamar ideológicos.

Pero no me quiero poner pesado si es un debate que los habituales de este blog consideren acabado... o, si no, ya habrá tiempo de retomarlo con nuevos textos.

Carmen Amaralis dijo...

Soy Carmen Amaralis vega, autora del poema "Hombre cabrío" que se cita en esta página, Invito a entrar a mi web:

www.carmen-amaralis.com

desde Puerto Rico, un saludo, su página es excelente,

Carmen Amaralis

david dijo...

Yusef, yo no tengo acritud, me la extirparon de pequeñito, no te preocupes.

Y creo que generalizas, porque das a entender que todo texto tiene ideología, y como todas las generalizaciones eso es falso.

Por poner un ejemplo, ¿qué ideología tiene el cuento del dinosaurio de Monterroso?

NáN dijo...

Incumplo lo que dije, porque el debate ha cambiado.

Hay generalizaciones impropias y falsas, como lo de que "como todas las generalizaciones eso es falso", y hay realidades descriptivas.

Todo texto tiene siempre dos cosas: está construido con lenguaje y, por lo que dice o por lo que deja de decir, tiene un sustrato ideológico. Lo que te contaba el amigo Yusef que decía la Gopegui es realmente brillante y esclarecedor. Pero no cometas el error de rebajar la ideología al debate entre dos partidos hegemónicos.

En lo único que te doy la razón es en que entre tú y yo no ha habido enfrentamiento ni duelo alguno.

yusef dijo...

Uf, David, has buscado un ejemplo jodido... ¡bien por ti! No me queda más remedio que decir (y quizá en un foro como este alguien grite ¡herejía!) que ese texto de Monterroso no es un texto, es (con perdón) un "textículo"... con la consiguiente dificultad para analizarlo ideológicamente. Y aun así probablemente alguien con más luces que yo sea capaz de hacerlo: ¿alguien se anima?

NáN dijo...

Esto me hace pensar en una situación en la que cuando se está hablando de estilos arquitectónicos, alguien saca un trozo de piedra y pregunta: ¿De qué estilo es el edificio del que se sacó?

Sin duda que un auténtico experto acabaría por presentar hipótesis plausibles. Quizá, y aquí está mi herejía Yusef, no en lo que tú dices, practico una combinatoria entre acercarme al texto como un universo cerrado y situarlo luego en la obra del autor, su biografía, la historia de la época en que vive...

Pero para no hacer esa trampa, se me ocurre que esa insatisfacción y temor del que despierta no producirían empatía alguna en alguien que esté muy satisfecho en el mundo y con la posición que le ha tocado en él. Descartando posibles lectores empáticos de ese texto de seis líneas, eliminándolos como destinatarios, encuentro una luz, debilísima, de la ideología del texto (no de Monterroso).

Claro que todo esto es hablar por decir (que es una práctica con riesgo pero placentera).