29 abril 2008

Yo solo corrijo

(...)
Conocí a Alfredo hace años en la Universidad de Windsor, Canadá, casi bajo la nieve que nos mantuvo encerrados cinco días durante un coloquio de escritores hispanoamericanos al que asistieron como figuras principales Manuel Puig, Salvador Elizondo, Ernesto Mejía Sánchez, Vicente Leñero. Ahí Alfredo, con su ingenio habitual, le contó a un público sumamente atento cómo escribía (casi sin corregir), mientras yo deseaba que alargara lo más posible su intervención porque el siguiente era mi turno. Cuando éste llegó, a mí, paralizado por el miedo, no se me ocurrió otra cosa que decir: «Yo no escribo; yo sólo corrijo», lo que al público, no sé por qué, le pareció gracioso y comenzó a reírse y a aplaudir, y a mí me dio la impresión de que los estudiantes y los maestros tomaban la cosa como que yo estaba diciendo que mi forma de escribir era mejor que la de Bryce y ya no pude decir nada más, ni mucho menos ponerme a dar explicaciones; pero Alfredo, que aparte de un gran escritor es un hombre de mundo, lo tomó con humor y después en el pasillo nos confesamos riéndonos que ambos habíamos dicho lo que habíamos dicho nada más por miedo escénico. Desde entonces Alfredo y yo somos muy amigos y con frecuencia nos vemos ante una copa en México o en alguna otra parte, pero sobre todo aquí en Francia.

Fragmento de "Yo solo Corrijo" En: La letra E. Fragmentos de un diario
Augusto Monterroso

8 comentarios:

NáN dijo...

Ese final tan "a lo película americana", en el que dos hombres se presentan el uno al otro sin pretenciosidad y crece entre ellos una gran amistad para toda la vida (de esas que se desarrollan siempre delante de una copa), aunque pretende ningunear las verdades dichas anteriormente, quitarles importancia, para mí que son verdades.

Escritores que escriben y escritores que corrigen. Dos razas distintas.

Y detrás de los escritores, con ese glamour que despiden ante los que van a escucharles, hombres corrientes que se asustan de estar ante el público.

Monterroso, quizá a fuerza de corregir (y supongo que recortar y recortar) sabe decir mucho con muy poco.

Anónimo dijo...

A mi me encantó leer ese miedo escénico de los dos.
se nos olvida a veces, o a mi se me olvida, que los escritores que admiro tanto son normales normalísimos, con miedos y frases no siempre afortunadas o no siempre exactas pero tan afortunadas...


Me hizo gracia leer esto de Monterroso justo detrás de unos cuantos relatos de Bryce... Casualidades.
Y como tú dices Monterroso cuenta mucho con muy poco, y Bryce, cuando quiere, también. Es certero como un dardo en la diana.

NáN dijo...

Oí una entrevista de Buñuel en la que contaba que una vez, cuando le preguntaron qué hay que saber de un artista para entender su obra, contestó.

«Para entender a un artista
saber es esencial
que caga, mea y se la menea
como cualquier mortal.»

Este Buñuel!!

kika... dijo...

Pero tiene razón!

besos y magia (artísticos)
K

NáN dijo...

En Babelia hay una entrevista a John Banville en la que dice:

«Al principio escribía y reescribía, y mi primera novela tuvo nueve versiones. Ahora no. Ahora voy frase a frase.»

Los dos estilos en un solo escritor a lo largo del tiempo.

Diana dijo...

Qué grande

carmen moreno dijo...

Yo no sé en qué bando estoy. Pero, debo estar en alguno, ¿no? Aunque creo que me quedo bastante en medio.
De cualquier manera, preferiría estar en el bando de Monterroso porque me parece tan grade...

Miguel Marqués dijo...

Yo ni escribo ni corrijo. ¡Yo, últimamente sólo traduzco! Pero no me atrevo a lo más difícil, que es, creo, traducirse a uno mismo.

Y si un día me pusiera a escribir/corregir, o volviera a escribir/corregir (con lo difícil que es la literatura, que ya lo discutimos por enésima vez con Nano ayer, en una taberna vacía de esquina: contar, no decir, y dejar que lo contado ande solo), supongo que donde mejor encajaría sería en el bando de los escritores/correctores.