01 noviembre 2008

Poema


Cuando ya no nos queda nada,
el vacío de no quedar
podría ser al cabo inútil y perfecto.


José Ángel Valente
(Orense, 1929 - Ginebra, 2000)

del libro Mandorla (1984)

6 comentarios:

kika... dijo...

Dicen que Valente hace poesía del silencio, poesía esencialista y catorce otras cosas que no entiendo. A mí me recuerda a Almería (vivió a caballo entre Ginebra y el Cabo de Gata entre 1985 y la fecha de su muerte), aunque este poema es anterior a su llegada al Cabo.

Yo no sé si este poema es esencial, silencioso o simplemente consigue lo que creo que hacen los buenos poemas: meter el mar dentro de una taza. Lo enorme en lo pequeño.

En cualquier caso, espero que os guste.

besos,
K

Gemma dijo...

Me encanta Valente entero. Su poesía toda, su poesía pura.
Su esencialidad. Porque, al fin y al cabo, las etiquetas sirven para eso: para dar una idea aproximada de lo que ofrece una literatura. De lo que promete. Y sí, yo creo que la suya es esencial, y existencial como pocas.

Buena elección. Buenisima, en realidad.
Besos (y más magia)

Araceli Esteves dijo...

Maravilloso poema.

kika... dijo...

Oh, Mega, cómo me alegro de que te guste. Tienes razón. No soy de las que huyen de las etiquetas (creo que por lo escrito antes lo ha podido parecer), sino que siempre se me ha dado fatal clasificar.

Pero es verdad: de esencialista, esencial, de esencial, esencia... y Valente es esencia de vida.

Creo que hoy me hacía falta volver a leerlo. Y como me felicitas por la elección, a lo mejor a ti también, así que hemos salido ganando en esta tarde de sábado y ahora paseamos juntas por las siberianas playas, que es de lo que se trata.

Muchos besos,
K

NáN dijo...

Amén a todo.

Me uno (en silencio) al paseo inútil y perfecto.

kika... dijo...

Es que mira que me gusta a mí lo inútil (perfecto o imperfecto...)

:)