01 abril 2009

Unas meditaciones personales

Tienen razón: tal vez ha sido demasiado fácil escribir sólo sobre mí mismo y los caballos y la bebida, pero también es cierto que no intento demostrar nada. Dar largos paseos de un tiempo a esta parte ha sido agradable y aunque mi deseo por la hembra se mantiene, ya no tengo necesidad de estar siempre al acecho de nuevas conquistas. Cabalgar la misma yegua no tiene por qué ser aburrido. Deja que las potrillas salvajes den problemas a otros hombres. A menudo estoy satisfecho a solas. Ahora la gente me resulta más entretenida que repugnante (¿me estoy ablandando?) y aunque sigo teniendo noches y días de depresión, la máquina de escribir no me falla. Los lectores esperan un crecimiento continuado de sus poetas pero a estas alturas ya me parece milagroso aguantar (el tipo, jaja). Largos paseos, sí, y la capacidad de no preocuparme – a veces – mientras nuestra sociedad entra en erupción y se debate no quiere decir que sea víctima de ninguna merma artística. Las tardes solitarias tras las cortinas echadas, sin ser rico ni pobre, pueden resultar agradables. ¿Llegará a tiempo la locura? No lo sé y no busco respuesta, sólo un espacio pequeño y tranquilo entre no saber, no querer saber y, al cabo, averiguar.


Charles Bukowski. ¡Adelante!.

4 comentarios:

Portarosa dijo...

Bukowski es una de mis mayores debilidades literarias.
Sin embargo este texto no lo conocía.
Besos.

ETDN dijo...

Sí. Es un texto en prosa inserto en un libro de poesía, titulado ¡Adelante! . Está publicado por Visor.

NáN dijo...

Empieza con el Buko que ya hace tiempo dejó de gustarme. Pero tiene final excepcional. De gran escritor.

Lara dijo...

Pues a mí nunca me gustó (bueno, con matices).

Este fragmento tiene buen final, es cierto, pero la imagen de las yeguas y las potrillas se me queda demasiado pegada y frunzo la nariz.

Quizá nunca leí de él lo que debía, porque sé que tienes admiradores a los que admiro.