10 junio 2007



EL LIBRO INFINITO DE BORGES POR LANDERO


[...] el hombre (o, para ser más exactos, la burguesía) ha creado un laberinto ante el cual las ocho maravillas juntas son un juego de niños. Ese laberinto, claro está, es de papel. McLuhan lo llamó galaxia Gutemberg. Desde cierto punto de vista intelectual, el mundo es una enorme biblioteca. Los libros se aluden unos a otros: se invocan, se refutan, se amplían, tienden entre sí puentes invisibles, hay pasadizos que comunican los libros de tu casa con los que tu amante o tu enemigo tienen en las suyas, y también hay pasadizos en el tiempo que unen nuestros libros con los que tuvieron y frecuentaron Goethe o Galdós. Todo eso ha creado una urdimbre de afinidades intelectuales, de sobrentendidos, de querellas..., en fin, un repertorio inagotable de vínculos y agravios afectivos. Es más, Manuel tiene la convicción de que a Berta, la hija que tuvo Emma Bovary, y de la que apenas se habla en la novela, la volvemos a encontrar años más tarde convertida en Nora, la heroína de Casa de muñecas de Ibsen, la cual a su vez tuvo otra hija, que fue Greta Garbo. Greta Garbo, siguiendo el ejemplo de su abuela y de su madre, viste pantalones y camisas holgadas, fuma con solvencia viril, se corta el pelo a lo garçon, disimula los senos y las caderas y atenta así contra la imagen exclusivamente maternal de la mujer. A Emma y a Nora les hubiese gustado ser Greta, y sus rebeldías más o menos frustradas las viene a cumplir su descendiente mucho tiempo después, cuando esa rebeldía es históricamente posible. Y También Manuel reconoce a Edipo por la inconfundible fatalidad con que, cegado esta vez por el sol, comete un crimen en una playa solitaria de Argel, convertido en Mersault, el héroe de Camus. Los libros, todos juntos, parecen formar un único libro infinito, como quería Borges.

[...]

Y ahora Manuel recuerda que, cuando su abuela le contaba los cuentos, él la interrumpía a veces para preguntarle detalles no previstos en el relato. ¿Y Juan Soldado fue también a la escuela como yo? ¿Y qué hace ahora que es viejo? Y la obligaba a dar saltos en el tiempo y a contar como Faulkner. ¿Y qué es lo que pensó exactamente el príncipe cuando entró en la cueva del dragón? Y la obligaba a explorar las sensaciones más sutiles de la memoria y la conciencia, como si fuese Proust. A veces Manuel piensa que su abuela y él, años antes de Tiempo de silencio y de Benet y de Juan Goytisolo, renovaron a su modo la narrativa española.
Y es que los dos vivían ya entonces, sin saberlo, dentro del laberinto de papel.


Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948), Entre líneas: el cuento o la vida; Tusquets, 2001

6 comentarios:

NáN dijo...

El segundo párrafo no estaba anoche. Me pareció que era ajustado para un homenaje a la abuela de Carmen Gondal (y a la propia Carmen), que también fundaron juntas la literatura.

Pero esta manaña, releyendo en la línea 2 del metro, y pensando luego en ello en la línea 1, salí en Tetuán (antes de la llegada del acordeonista que pone el precio de 10.800 euros a nuestra libertad) y bajé la calle Pensamiento con la seguridad de que lo iba a añadir: nos afecta a todos. Con abuela o sin ella, todos nos hemos interesado por la literatura haciéndonos preguntas así.

El truco está en no darle valor a esta costumbre. Simplemente, solemos prestar más atención a las cosas que los que dedican la vida a coleccionar posavasos del mundo entero. Pero seamos humildes, no por eso los lectores somos mejores: nos equivocamos tanto como ellos.

Anónimo dijo...

nán,
¡por fin Landero!

Era inevitable que acabara aquí, en Las Playas.

Yo también subrayé, en mi primera lectura, el fragmento que dejaste.

El capítulo ¡El cuento o la vida! es para releerlo y releerlo.

Me alegra ver que Landero tiene aquí su rinconcito.

Gracias, nán.

Miguel Marqués dijo...

Ah, ese internet antiguo y amarillento: la Galaxia Gutenberg y la aldea global que ya vaticinaron mis admirados y casposos intelectuales de los setenta. A mí McLuhan y el otro (Watzlawik era?) me fascinaban con sus teorías, pura ciencia ficción, o sociología-ficción (sobre todo para la época). Y por cierto, me encanta la aparición de McLuhan en Annie Hall, cuando Woody Allen lo hace aparecer mágicamente de la nada porque alguien está diciendo sandeces sobre sus teorías. "¡Ah, si esto se pudiera hacer en la vida real!".

¿Qué diferencia hay entre la Galaxia Gutenberg e Internet? Posiblemente que en la galaxia, los lectores hacían, a pinrel, lo que hoy hacen los servidores y los buscadores, Google y su clasificación y puesta en relación automática de temas, textos, fotografías, músicas. Por decir algo. Pero poco más, ¿no? En fin, que Internet lo acelera todo, lo mecaniza todo, lo acerca todo, pero, pensando en McLuhan, no parece ya tan nuevo.

Alba dijo...

El libro infinito........el laberinto de papel..........
Los infinitos personajes , por los que vamos transitando.

Ayer leyendo un articulo de Manuel Rivas...(este hombre cada cierto tiempo,me toma de la mano y me lleva a través de un puente, descubriéndome un sinfín de cosas, algunas ya me son familiares, pero al mirarlas con él, adquieren un tono distinto.
Esta vez fué La felicidad clandestina, y una autora ......

http://www.ucm.es/info/especulo/numero7/biografa.htm

Manuel acaba el articulo así:
" Allí estábamos en multitud cálida, de club de lectura contra el frio, hablando y hablando de literatura.
De repente, un descuido de la mirada. detrás de una especie de biombo, ajeno a todo, pude ver de reojo al niño aparentemente solitario. Nadie, ni el jolgorio de los lectores contándonos historias cómicas, habia conseguido separarlo de su libro.
Allí estaba, escondida , la felicidad clandestina.

Tiempo de silencio....Señas de identidad...... Sueños de la edad tardía.......El rio del olvido...
mi abuelo contándome una historia
puentes .......puentes .....

Alba dijo...

http://www.ucm.es/info/especulo/numero7/biografa.htm

Alba dijo...

http://www.ucm.es/info/especulo/

añadir.....
numero7/biografa.htm