28 septiembre 2007

Para Rebeca, para Pablo.


Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad
también de Alfaguara, Mondadori. Un no de Muchnik,
Seix Barral, Destino… Todas las editoriales… Todos los
lectores…
Todos los gerentes de ventas…
Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro
para verme a mí mismo:
como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo.
Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.
Escribiendo con mi hijo en las rodillas.
Escribiendo hasta que cae la noche
con un estruendo de los mil demonios.
Los demonios que han de llevarme al infierno,
pero escribiendo.



Roberto Bolaño, octubre de 1990.
(Santiago de Chile, 1953- 2003)

12 comentarios:

´´ dijo...

Con BOLAÑO no puedo no me lo creo , todo el mundo dice que es buenisimo pero no me llega .

Lara dijo...

A mí sí me emociona, de hecho lo que creo que hace es emocionarme.

Pero qué rápido eres, Francis Black. Apareciste y te doy la bienvenida.

´´ dijo...

ha sido casual , es curioso que lo que a una persona emociona a otra no , con la musica pasa igual , supongo que en eso radica la gracia del asunto .

Anónimo dijo...

Hay un texto que he buscado pero ahora no encuentro de (fíjate qué raro) Bécquer, una especie de introducción, que parece hermano de éste, tan-tan de arrebatarse a rebato contra el enemigo de uno. Es entusiasta, te hincha de ganas y de velocidad. Pero al mismo tiempo, qué gran putada, qué de desánimo.
No hay escalas ni es una competición ni hay premio al final de la pista y se supone que lo bueno, lo que merece la pena es el recorrido. Sólo que hay que ser casi católico o americanoide para creerse que cuando todo acabe habrá recompensa para los justos y esforzados y talentosos.

Anónimo dijo...

...escribiendo con mi hijo en las rodillas" Eso me gusta mucho. Es, como decías, tan honesto.

Anónimo dijo...

Ah, siento no estar de acuerdo contigo, Francis, porque Bolaño es uno de los que me emocionan. Quizá porque siempre estaba escribiendo.

Lara dijo...

Este poema lo encontré hace unos meses y lo garabateé en un papel, lo llevo siempre conmigo. Se lo garabateé en otro papel a Reb, pero con la letra más legible, casi de colegiala, y se lo regalé en La Manuela. Luego ella lo colgó de la pared de nuestro pasillo de casa, en la que pinchamos trozos de cosas, titulares, poemas. Lo que me resultaba curioso es que luego fuera precisamente Anagrama quien le diera el sí. Pero lo que me ata del poema es que no hace falta ser católico ni americanoide, pues no hay recompensas luego, sino demonios, a pesar de los demonios esos que estuendosamente llevarán al infierno, escribiendo. Ésa es la medicina, la enseñanza.

Anónimo dijo...

Esa es la grandeza.

El temblor.

Anónimo dijo...

Sí, sin ironía esta vez, sí.

Anónimo dijo...

Si lo importante es coger, y no con quién, ¿por qué empezar una canción mentando a las más fascinantes pornstars?

Lara dijo...

¿Y por qué no?

Anónimo dijo...

¿Un soslayo hipocritón, no?

Todo lo demás me encanta.