04 diciembre 2007

descenderás con tus diez mil millones de células cerebrales, con tu pila eléctrica en la cabeza, plástico, mutable, a explorar, satisfacer tu curiosidad, proponerte fines, realizarlos con el menor esfuerzo, evitar las dificultades, prever, aprender, olvidar, recordar, unir ideas, reconocer formas, sumar grados al margen dejado libre por la necesidad, restar tu voluntad a las atracciones y rechazos del medio físico, buscar las condiciones favorables, medir la realidad con el criterio de lo mínimo, desear secretamente lo máximo, no exponerte, sin embargo, a la monotonía de la frustración:

acostumbrarte, amoldarte a las exigencias de la vida en común:

desear, desear que tu deseo y el objeto deseado sean la misma cosa; soñar en el cumplimiento, en la identificación sin separaciones del deseo y lo deseado:

reconocerte a ti mismo:

reconocer a los demás y dejar que ellos te reconozcan: y saber que te opones a cada individuo, porque cada individuo es un obstáculo más para alcanzar tu deseo:

elegirás, para sobrevivir elegirás, elegirás entre los espejos infinitos uno solo, uno solo que te reflejará irrevocablemente, que llenará de una sombra negra los demás espejos, los matarás antes de ofrecerte, una vez más, esos caminos infinitos para la elección:

decidirás, escogerás uno de los caminos, sacrificarás los demás: te sacrificarás al escoger, dejarás de ser todos los hombres que pudiste haber sido, querrás que otros hombres -otro- cumplan por ti la vida que mutilaste al elegir: al elegir sí, al elegir no, al permitir que no tu deseo, idéntico a la libertad, te señalara un laberinto, sino tu interés, tu miedo, tu orgullo:

temerás al amor, ese día:

pero podrás recuperarlo: reposarás con los ojos cerrados, pero no dejarás de ver, no dejarás de desear, porque así harás tuya la cosa deseada:

la memoria es el deseo satisfecho

hoy que tu vida y tu destino son la misma cosa.


La muerte de Artemio Cruz, 1962
Carlos Fuentes (1928, Ciudad de Panamá)


6 comentarios:

Lara dijo...

Llevaba tiempo sin leer a Sudamérica, os lo juro, de tanto que la leí. Pero ahora el trabajo me "obliga" (aquí estalla la carcajada), y por eso estoy de vuelta con esto, y con Onetti antes: vuelvo a caer, de una forma distinta, eso sí, pero caigo.

Vega, he leído ahí abajo que el turno era tuyo, pero como bien ha dicho Nano, podemos dejarnos de turnos, y que vengan los poemas y lo que sea. Sólo hay que pulsar el ratón hacia abajito. Ponme algo encima, cuando quieras y queráis.

Que tengáis un buen puente!

Virginia Barbancho dijo...

¡¡¡¡¡¡Ufffff!!!!!

Me ha dejado exhausta y aliviada. Me encantan estos desahogos tan hondos que te quitan de encima el peso de tus propios laberintos.
Ahora ya puedo irme de minivacaciones más ligerita!!

Gracias compañera!!

Un besazo

kika... dijo...

Bálsamo puro.

Yo también te doy las gracias, qué maravilla.

Besos.

AROAMD dijo...

Qué buen fragmento... para una que sigue en sudamérica a ratos...

Me gustó mucho el libro 'Todas las familias', creo que es el último de Fuentes, un poco loco, pero qué manejos se trae con el lenguaje... lo disfruté mucho a sorbitos de página.

Abrazos!
Feliz puente.
Bajo a Córdoba.

Anónimo dijo...

No, no, Lara, nada de turnos... sólo que yo entré a poner unos versos, leí los que puso Nán y decidí esperar.
Ahora me alegro.
Vengo de hablar sobre recuerdos, y me encuentro con una frase que había olvidado (que quizá en su momento me pasó desapercibida, yo iba al instituto y vivía en un presente en el que todo estaba estrenándose...)
Y me dan ganas de volver a este libro también.
Las Playas de Siberia es una especie de tortura deliciosa, me estoy dando cuenta...

NáN dijo...

A mí, Lara, me pasa (o pasó) lo mismo. Un día "me empaché de suramericanos" (no, mejor de "latinoamericanos", para que quepan México, Centroamérica, Brasil, Haití).

Y sin embargo ("sin embargo" es una de mis locuciones preferidas: anuncia que de todo lo dado vas a quitar una parte, a veces el todo, pero que lo haces de "buen rollo", dando a la otra parte, que la mayoría de las veces eres tú mismo, el merecimiento merecido) es el mejor laboratorio de la lengua española que podríamos soñar.

Así que "tú" resulta que vas a ser "mi" trabajo ("tú", de momento, y porque ya he dotoreado la entrada de arriba, sois Lara y Vega). El "trabajo" que me haga volver a los latinoamericanos.

(Me quedé tembloroso al leer este texto de Carlos Fuentes).