11 enero 2008

¿He mencionado que, cuando tenía quince años, me la saqué de la bragueta y empecé a masturbarme en el autobús 107 de Nueva York?
Había sido obsequiado con un día perfecto por mi hermana y Morty Feibish, su novio, seguido después por una cena de mariscos en Sheepshead Bay. Un día exquisito. Hanah y Morty se quedaban a pasar la noche en Flatbush, con la familia de Morty, así que me metieron en el metro hasta Manhattan a eso de las diez, y allí subí al autobús para New Jersey, una vez en el cual tomé en mis manos no sólo el pene sino toda mi vida, cuando piensa uno en ello. La mayoría de los pasajeros estaban dormitando antes de que saliéramos del túnel Lincoln, ncluyendo la muchacha que ocupaba el asiento de al lado del mío, los pliegues de cuya falda de tartán había empezado yo a apretar con la pana de las perneras de mis pantalones, y para cuando empezamos a subir por la Pulaski Skyway yo tenía ya la verga sacada y agarrada con el puño.
Philip Roth (New Jersey, 1933), El lamento de Portnoy.

7 comentarios:

NáN dijo...

¡Ah, qué espléndido, Philip Roth! Hay escritores judíos capaces de transmitirnos todo el amor por la vida. Con una exhuberancia en su creación constante de mundos.

Las cuatro novelas de Zuckerman son mis favoritas (quizá porque escritores hablando de escritores es un tema que siempre me ha atraído), pero casi cualquier trozo de él me llena de alegría. Alegría salvaje, esa es la palabra clave, en cualquier circunstancia.

Ahora me tengo prometido, para los próximos meses, al otro Roth, Henry. Me han dicho que es el Grande: "Llámalo sueño", para empezar. Dejó de escribir unos 30 o 40 años y sacó luego una excelente tetralogía. Me puede la ansiedad, pero lo haré despacio, alternando.

Estos son los míos, piensen lo que piensen las personas de cabeza cuadrada.

david dijo...

...eeeh... Nán, te leo, capaces de transmitir todo el amor por la vida, y miro el libro que tengo aquí al lado, y te vuelvo a leer, y miro el libro que tengo encima de la cama, del maridito de la autora del libro que tengo aquí al lado, y no entiendo nada, la verdad.

¡En fin!

Yo venía a hacer asociaciones absurdas, que a los matemáticos, con tanta lógica y tanto razonarlo todo sin querer, es algo que nos encanta por lo que tiene de terapia de autodefensa, y pienso en ese blog sobre literatura que también sigo y que casualmente se llama el lamento de Portnoy. Altamente recomendable, excepto hoy, claro, que habla de, adivina adivinanza, quién si no, el ínclito, El Inevitable, en fin... Vila-Matas, ja ja.

Y me voy al curro contento pensando que el mundo tiene otra lógica oscura y graciosa.

conde-duque dijo...

En fin, supongo que a las chicas les da vergüenza comentar la guarrería de post que me he marcado. Claro, como ellas no se masturban...
En cambio aquí los machos haciéndonos pajas desde los 11 o 12 años (más o menos, ¿no?, no me acuerdo bien), pues ya tenemos el tabú superadísimo.
PD: Sí, es lo que parece. El objetivo de este comentario es intentar picar a alguna para que se confiese. A ver si hay suerte.

Lara dijo...

No voy a hacer ningún comentario absurdo a tus afirmaciones absurdas de ahí abajo, Conde. Yo justo entraba para decir que nos hemos quedado rendidos con los textos anteriores, por lo que parece, porque nadie hablaba de esta paja tan espléndida, pero ya veo que habéis sacado vuestras propias conclusiones!!! Jajaja!

Un beso

conde-duque dijo...

Besos, Larita. No te enfades con el Conde.
(¿Cómo era eso? Ah, sí: "Perdónalos porque no saben lo que hacen"... ni lo que dicen).

Lara dijo...

(No estoy enfadada!!! Ni con el conde ni contigo. Muaks.)

david dijo...

repasando posibilidades:

no hacer comentarios es entrar en el quien calla otorga, Lara.

no responder, también.

responder negativamente es mentir.

así que en rigor, conde-duque, ¡no hace falta que ninguna zagala diga nada, si sólo pueden decir que sí o mentir diciendo que no o no decir nada y asentir en silencio!