04 mayo 2007

Un plato para el obispo, un plato triturado y amargo,
un plato con restos de hierro, con cenizas, con lágrimas,
un plato sumergido, con sollozos y paredes caídas,
un plato para el obispo, un plato de sangre de
Almería.

Un plato para el banquero, un plato con mejillas
de niños del Sur feliz, un plato
con detonaciones, con aguas locas y ruinas y espanto,
un plato con ejes partidos y cabezas pisadas,
un plato negro, un plato de sangre de Almería.

Cada mañana, cada mañana turbia de vuestra vida
lo tendréis humeante y ardiente en vuestra mesa:
lo apartaréis un poco con vuestras suaves manos
para no verlo, para no digerirlo tantas veces:
lo apartaréis un poco entre el pan y las uvas,
a este plato de sangre silenciosa
que estará allí cada mañana, cada
mañana.

Un plato para el Coronel y la esposa del Coronel,
en una fiesta de la guarnición, en cada fiesta,
sobre los juramentos y los escupos, con la luz de vino de la madrugada
para que lo veáis temblando y frío sobre el mundo.

Sí, un plato para todos vosotros, ricos de aquí y de allá,
embajadores, ministros, comensales atroces,
señoras de confortable té y asiento:
un plato destrozado, desbordado, sucio de sangre pobre,
para cada mañana, para cada semana, para siempre jamás,
un plato de sangre de Almería, ante vosotros, siempre.


Almería, de Pablo Neruda (1904, Parral, Chile - 1973, Santiago de Chile) de su libro España en el corazón - Himno a las glorias del pueblo en la guerra (1938).

9 comentarios:

NáN dijo...

¿Dónde hay que firmar?

Me hago cocinero de esos fogones.

Porque no he olvidado, no. Aquí solo se ha honrado al 10 por ciento de los muertos. Los otros son sombras de cuyo recuerdo ya dudan hasta los familiares que, muy mayores, quedan.

Y no he olvidado lo que se contaba a veces en mi casa en el comedor por la noche, cuando ya me habían acostado en el dormitorio que daba a ese comedor, pero yo me levantaba y me sentaba en el suelo, con el oído pegado a la puerta.

Así que quiero ser un chef de esos.

Hay mucho que afanarse. Para que a los 400 que los de la Conferencia Ayatólica Episcopal beatificarán en otoño en Roma, como víctimas, les recitemos de uno en uno los nombres de los 400.000, como poco, torturados o maltratados, asesinados y borrados.

Los nombres de esos 400.000 de los que nadie sabe nada, pero de los que susurraba por las noches cuando se había acostado a los niños.

Quiero cocinarles la sopa del amargor eterno. Hasta que con lágrimas en los ojos entiendan y digan fui yo, tu abuelo está junto a este árbol del Valle de los Ángeles (de la Libertad).

Entonces ya nos daremos el abrazo y ¡a otra cosa!

momo dijo...

Estos que ves, españoles rotos, derrotados, hacinados, heridos, soñolientos, medio muertos, esperanzados todavía en escapar, son , no lo olvides, lo mejor del mundo.
No es hermoso.
Pero es lo mejor del mundo.
No lo olvides nunca hijo mio.
Max Aub
Campo de Almendros,1968

NáN dijo...

Mi familia vivía entonces en una casa del Rabal Roig, en una de las casas del promontorio que da a la playa del Postiguet. Es curioso que ahora sean todas casas más o menos nuevas, altas, y solo quede una de aquellos tiempos: aquella en la que nacieron mis dos hermanos mayores.

Si ibas desde el centro y pasabas por la calle única que formaba el Rabal (las faldas del Castillo, una fila de casas, la calle y un muro de contención bajo el que estaba la playa y el mar, de unos 40 metros de altura) y al terminar la calle girabas hacia la izquierda, por la Goteta, alejándote del mar, llegabas al Campo de Almendros, convertido desde el 2 de abril de 1939 en campo de concentración, donde lo más probable era morir.

Mi hermano mayor tendría entonces unos 4 años y contaba que se quedaba en el balcón mirando las filas de prisioneros (miles de ellos) que traían del puerto y cruzaban esa calle hacia la muerte del almendro.

Mi hermano mayor, que ya murió, me contó una noche de hace mucho tiempo, de la transición, en la que nos bebimos dos botellas de coñac porque era Navidad y todos se habían acostado y hacía frío en el apartamento de la playa, que recordaba aquella caras. Fue cuando yo le dije que abandonaba la política activa y él aprovechó para decirme que había pensado potenciar su actividad.

Me contó en aquella noche fría que recordaba esas caras, o creía recordarlas. Que se sujetaba a los barrotes del balcón y los veía pasar. Y que ahí, con cuatro años, se hizo de izquierdas. Aunque entonces no lo sabía.

Campo de Almendros de Max Aub. ¡Qué hermosísimo poema, Momo!.

No te imaginas cómo de hermoso es para mí.

NáN dijo...

Una corrección: había hecho mal las cuentas. El niño que cogido a los barrotes del balcón vio pasar filas de presos tenía 6 años.

Anónimo dijo...

Parece que te han afectado los subterráneos, no?

besos

momo dijo...

Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido,
jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños"Miguel Hernandez
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Si Nán, es hermoso el poema, y es terrible la historia.
He leido varias veces tu comentario, con una especie de nudo , que no conseguí deshacer en mucho rato.
Hace años , en Venezuela conocí a un piloto republicano, que habia pasado por "Los Almendros" era de la zona de valencia y lo llevaron a la carcel de Picassent, con pena de muerte. Hasta seis veces hicieron ir a su madre a recoger su cadaver. Acabó en Caracas.
Se supone que teniamos que recitar poemas de Neruda M Hernández .............
pero yo no podía articular palabra, y recordé a una amiga que cuando se sentía incapaz de expresar lo que le estaba pasando , o era demasiado grande para acumular tantas , me cogia la mano y decía .........
Arrimate a llorar conmigo a un tronco.
Solo eso.
Yo ni eso podía decirle , fué él el que terminó consolándome..........
Las guerras son así hija.
Sigo pensando que este pais , tardó mucho tiempo en cogerles la mano.
Por eso me siguen emocionando las palabras de Lluís llac en el concierto homenaje a los republicanos en el 2004.
Lo mínimo que podemos hacer es pedirles perdón, aunque en muchos casos sea demasiado tarde.
Te envio este enlace por si te lo quieres bajar.
Un abrazo Nán.





http://www.nodo50.org/rebeldemule/foro/viewtopic.php?t=2145

Anónimo dijo...

Dos mil mujeres republicanas de entre 16 y 80 años estuvieron encerradas en la prisión de Saturraran, en Mutriku, entre 1937 y 1944. Según los expedientes que figuran en el registro penitenciario, fueron 177 los fallecimientos contabilizados entre reclusas y niños. Las prisioneras que sobrevivieron al encierro padecieron toda suerte de penurias. Fueron también muchas las mujeres que vieron morir a sus hijos en presidio, mientras que a otras se los robaron y jamás los recuperaron.

El recinto penitenciario de Saturraran estuvo emplazado en la playa que separa Ondarroa de Mutriku en el límite de Bizkaia y Gipuzkoa...

http://www.gara.net/paperezkoa/20070319/8819/es/Carcel/Saturraran/prision/franquista

Gerardo dijo...

¡Puta! Almería. Qué interesante poema. Me gustaría escuchar ideas de por qué usó Neruda en particular el símbolo del "plato", además de lo fácilmente interpretable. ¿Alguna resonancia en particular con Almería, eso del plato? Me pareció curioso e interesante el símbolo.

Y ese poema de Max Aub, uf. Inmensa alegría saber que vivió y dio clase en México. No lo conocía--en general sólo conozco a Aub de referencia, remediaré esa situación a la brevedad.

Miguel Marqués dijo...

Pues lo del plato que yo sepa no tiene resonancia especial con Almería. En realidad, Almería en este poema no es más que un paradigma de cualquier ciudad sureña (y hablo de un sur espiritual más que geográfico) pisoteada.

Los platos de Almería eran redondos como los demás de la época (ahora los platos redondos son una horterada, tienen que ser cuadrados, por lo menos), pero probablemente más vacíos y limpios que en otros lugares.

Yo veo el plato del que habla Neruda como un cáliz amargo
con el que hay que hacer comulgar, de una vez, a los atroces comensales.